Actualizado diciembre 16 – 2025
Revisado junio 23 – 2023
Publicado noviembre 27 – 2020
7 pilares para la protección efectiva
del personal de salud
Tiempo de lectura:
5 min
La protección del personal de salud es una prioridad de gobernanza que impacta directamente en la eficiencia y la rentabilidad hospitalaria. Los riesgos laborales en el sector generan costos operativos elevados y afectan la calidad de la atención. Presentamos una guía estratégica de siete pilares clave para implementar un efectivo sistema de gestión de riesgos.
El personal de la salud está expuesto diariamente a riesgos laborales de alto impacto, que van más allá de los factores ergonómicos o químicos. La literatura, incluida la de organizaciones de prestigio como The Joint Commission, subraya que estos riesgos pueden ocasionar lesiones y enfermedades con una frecuencia comparable o incluso superior a la observada en sectores percibidos como peligrosos, como el de la construcción o la industria manufacturera[1].
Estos riesgos se dividen en dos grandes categorías que impactan directamente en la continuidad operativa:
Muchos de estos riesgos se originan en las condiciones de la infraestructura o del manejo de equipos, tales como el contacto con productos químicos, la exposición a vapores o estar en un vehículo durante muchas horas.
Otros riesgos son derivados de la asistencia a los pacientes, personas enfermas que pueden contagiar infecciones, y sustancias o elementos que pueden causar daño, tales como el contacto con sangre y otros fluidos, los pinchazos con agujas y heridas con instrumental.
El costo oculto de la inseguridad
Para los administradores, gestionar la protección del personal no es solo una obligación ética y legal, sino una decisión de gobernanza y eficiencia. Un incidente no previsto representa una amenaza directa a la calidad de la atención y un incremento en los costos administrativos por incapacidades, reemplazo de personal, litigios y deterioro de la reputación institucional.
Para proteger al personal y mantener la sostenibilidad operativa, las instituciones exitosas van más allá del cumplimiento básico y asumen la protección sanitaria como inversión estratégica.
Siete pilares:
Un sistema de gestión integral para el personal sanitario se basa en siete pilares, que buscan establecer una cultura del cuidado y atender las necesidades que se requieran para lograr un entorno seguro.
Pilar 1:
Fortalecer la cultura de bioseguridad y el liderazgo preventivo
La seguridad debe ser un valor compartido, no un reglamento impuesto. Como los factores de riesgo varían drásticamente según la ubicación, el tipo de servicio y el contexto, el manejo de la protección y prevención deben ser tratados localmente, partiendo de:
Liderazgo visible
Los líderes, jefes y directivos son ejemplos de compromiso con la seguridad, reafirmando una conciencia de autocuidado y cuidado del otro.
Recursos estándar
Adoptar y proveer los recursos que se requieren para un entorno siempre seguro y garantizar que los EPP de alto desempeño estén disponibles.
Pilar 2:
Prevención proactiva: focalización y capacitación crítica
Instituciones con entornos seguros se especializan en focalizar la atención en las situaciones que puedan producir accidentes laborales o fallas en el sistema. Consideran que la primera forma de prevención es estar en alerta permanente.
Las capacitaciones a los profesionales de la salud promueven un pensamiento crítico, capaz de evaluar procesos inseguros sin prejuicios ni miedos personales. El objetivo es ser capaz de observar, conversar y trabajar en equipo en las soluciones más efectivas.
Pilar 3:
Estandarización de barreras y selección de EPP crítico
Los equipos deben estar preparados para adoptar las prácticas universales de bioseguridad y las medidas preventivas diseñadas para cuidarse en su institución, tales como las barreras de contención para disminuir la exposición directa al riesgo y la selección de los mejores elementos de protección personal, dispositivos médicos y materiales de protección.
Este pilar exige la selección del EPP, basándose rigurosamente en el nivel de riesgo del procedimiento, y la estandarización de su uso para minimizar la variabilidad.
Pilar 4:
Investigación y aprendizaje tras el evento
Cuando se presentan los accidentes laborales, el equipo encargado debe poder encontrar explicaciones satisfactorias a las causas. Esto es, debe investigar. Es más fácil corregir un evento cuando se conoce y se tiene claridad sobre la forma adecuada de su manejo.
Es vital implementar un sistema de análisis de causa raíz (ACR) riguroso.
Investigación objetiva
El equipo encargado debe encontrar explicaciones satisfactorias y objetivas a las causas, sin culpar al individuo.
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Documentación de alto valor:
Documentar el hecho tiene un valor inmenso para el Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST): el aprendizaje. Los datos recogidos son la base para un rediseño que prevenga la repetición.
Pilar 5:
Rediseño de procesos y liderazgo experto
El objetivo de la investigación es repensar y rediseñar los procesos para evitar que el evento suceda de nuevo o que, si ocurre, cause menos daños.
En hospitales donde las prácticas seguras tienen alta prioridad, se busca que el personal tenga una idea clara del mapa general de los procesos y no solo de sus tareas. Comprender el trabajo de los otros ayuda a la prevención, porque cada uno tiene más conciencia de la situación y de las amenazas cuando observan las señales de alerta.
Visualizar el panorama también otorga claridad sobre quiénes deben ser los responsables. En estas instituciones se atiende una línea de mando: la toma de decisiones debe corresponder a los profesionales más expertos y cercanos al problema.
Pilar 6:
Mapeo de riesgos críticos y estandarización de barreras
Aun en instituciones en países desarrollados muchos de los riesgos no son reconocidos plenamente, incluso por los mismos profesionales. Situaciones tales como la necesidad de usar guantes en ciertos momentos de la atención y aislar su piel y su ropa ante una posible exposición de abundantes fluidos todavía no son rutinas habituales.
Una forma de aumentar el conocimiento y la conciencia sobre la necesidad de protegerse es detallar los posibles momentos de riesgo, esos momentos durante el trabajo en los que el personal se expone para asistir a los pacientes. Por ejemplo:
Al analizar estas situaciones, la institución puede asegurar que utiliza elementos de protección personal acordes con el momento de atención y los riesgos derivados del manejo del paciente, procedimientos, medicamentos y equipos.
Pilar 7:
El retorno de la inversión (ROI) en seguridad: beneficios tangibles para la calidad institucional
Las instituciones que invierten en una cultura de prevención y protección logran entornos laborales más seguros y ven resultados positivos en la calidad de la atención al paciente.
Una mayor prevención se traduce en beneficios cuantificables para la administración:
Reducción de costos operacionales
Al tener menos tasas de lesiones en el personal de la salud, menos incapacidades y reducir la necesidad de contratar personal de reemplazo, mejoran los flujos de trabajos y mejora la productividad.
Mejora de la calidad asistencial
La seguridad se refleja en la disminución de las tasas de Infección Asociada a la Atención Sanitaria (IAAS), lo que reduce la morbi-mortalidad en empleados y pacientes y evita sobrecostos por estos tratamientos.
Gestión de talento y reputación
Al sentirse valorados y seguros se observa una mayor satisfacción del personal y mejor retención de talento. Además, aumenta el reconocimiento a la calidad de la institución y se fortalece el buen nombre.
Conclusión
La cultura de cuidarse y cuidar al otro demanda crear conciencia de los momentos de riesgo y acordar prácticas y elementos necesarios para minimizarlos. Las instituciones que adoptan un enfoque sólido de gestión de riesgos logran mejores resultados financieros y de aceptación y respaldo con sus grupos de interés.
UM ofrece un portafolio de soluciones que garantiza la máxima seguridad, optimizando la protección de su personal en los momentos de mayor exposición.
Por Katy Schuth B. – Redactora



















