Actualizado mayo 21 – 2024
Publicado junio 17 – 2021
Cómo migrar hacia la economía circular
en el sector salud
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7 min
En círculos académicos se afirma que migrar hacia un sistema de economía circular tendría un gran impacto en la rentabilidad de las instituciones de salud y significaría un impulso importante
¿En qué basan esa afirmación?
Básicamente, en dos grandes realidades propias de la industria de la salud.
En efecto, en los hospitales se compra, produce/consume, y se desperdicia una gran cantidad de insumos. Se estima, por ejemplo, que el 30% de la alimentación que producen los hospitales en Europa se pierde, una cifra alarmante porque muy pocos negocios podrían generar ganancias con un porcentaje tan alto de productos comprados, procesados y desperdiciados. Además, los hospitales, por prácticas de seguridad del paciente, descartan muchos medicamentos. Se sabe que este volumen es igualmente alto. Hacer un análisis de esta subutilización en tu hospital podría arrojar otra cifra igualmente asombrosa.
La segunda realidad no es menos preocupante: los hospitales consumen gran cantidad de energía y de agua -recursos naturales-. Por su actividad, requieren control de temperatura y ambiente en muchas áreas, trabajan día y de noche sin descanso en todo el año, y lleva a cabo tareas de limpieza e higiene frecuentes. Además, producen un volumen importante de residuos: tóxicos, peligrosos, gases, plásticos, ropa hospitalaria y equipos.
Algunos expertos en el tema, como Ellen MacArthur, afirman que, por este par de antecedentes, los hospitales no son sostenibles.
¿Qué pasará con ellos en el futuro?
Claramente, no desaparecerán. Ninguna sociedad podría prescindir de hospitales, centros sanitarios, ni de un sistema de salud. De hecho, podrían seguir siendo el sector más contaminante y continuar prestando sus servicios a la comunidad. Salvo que estos dos aspectos movieran el cambio: uno, la ética (un llamado a procurar la salud en todo sentido) y dos, la rentabilidad (un llamado a ser más costo-eficientes). La economía circular aparece como una alternativa.
Qué es economía circular
El modelo de economía circular no es nuevo. De hecho, se basa en los ciclos biológicos. Algo nace, vive, muere y los nutrientes regresan al suelo, desde donde surge una nueva planta, que permite reiniciar el ciclo. El modelo de economía circular busca un sistema de producción y consumo reparador.
El actual modelo económico se define como lineal: se extrae, se produce y se deshecha. Se presume que este modelo se agota justamente por el alto nivel de desperdicios, la dificultad para obtener recursos naturales y las necesidades de un mayor bienestar para la población.
La economía circular propone que:
Es un gran cambio.
Un cambio que busca generar valor y grandes ahorros.
Implementar la economía circular en salud
El sector de la salud presenta un reto singular para el cambio de modelo: la actividad, los procesos, los insumos, los dispositivos y la gestión de residuos deben garantizar la protección del personal, la de los pacientes y la de la comunidad.
Cualquier modificación en la forma de operar debe producir mejores resultados en salud.
En ese orden de ideas, la prevención de infecciones es siempre un factor determinante en la concepción de un nuevo protocolo, proceso o sistema: las infecciones no son sostenibles, tal y como lo hemos vivido recientemente con la pandemia por Covid-19 y, por lo tanto, cualquier modificación que no disminuya el riesgo de infecciones no debe ser implementada.
Sin embargo, hay una situación especial, que implica a todo el sistema de salud del mundo: los protocolos diseñados para la prevención de infecciones asociadas a la atención sanitaria son óptimos, funcionan, pero, no siempre se cumplen y, en consecuencia, las IAAS afectan a millones de personas en el mundo y lesionan la rentabilidad de las instituciones y sistemas de salud. ¿Será oportuno revisarlos?
Si se comenzara un proceso para examinar la protección de los profesionales de la salud, la seguridad de los pacientes y la comunidad bajo la óptica de la economía circular, el problema se abordaría con estas preguntas:
Como se observa, no se trata solo de encontrar una mejor manera de disponer los desperdicios ni de eliminar algunas sustancias que contaminan. Se trata de repensar todo lo que puede ayudar a obtener el resultado esperado, aporta valor económico, ambiental y social y reduce costos. Veamos este ejemplo:
Supongamos que se estudia el desperdicio de plástico en quirófanos. Se observa que cada dispositivo viene empacado en una bolsa (el campo, las sábanas, las batas, los protectores, las polainas, los gorros). ¿Es necesario este empaque individual o será mejor conseguir estos dispositivos en una sola bolsa, un solo paquete? También, se revisa el material de la ropa quirúrgica. Una de las soluciones contiene plástico y ofrece más seguridad al paciente porque controla mejor los fluidos corporales y tiene baja emisión de partículas, dos factores claves en la prevención de infecciones. Además, es más liviano, lo que reduce el costo de manejo de residuos. ¿Es posible reciclarlo? ¿Qué efectos tendría esto en términos de costos y de impacto al medio ambiente? ¿Menos desperdicios, menos transporte, menos costo por gestión de desperdicios?
La respuesta tendría que encontrarse con un trabajo en equipo entre los proveedores de insumos y dispositivos médicos, las instituciones hospitalarias, los gestores de residuos, los transformadores de materias primas, y la industria para citar algunos. Ellos tendrían que revisar la disposición final de cada grupo de productos para determinar qué es posible eliminar del proceso, qué se puede reutilizar, reparar, renovar, refabricar o reciclar. Y, claro, encontrar nuevas formas de disposición de residuos de materiales de un solo uso que puedan reingresar de nuevo al sistema de producción de forma segura.
El área de cirugía, que puede representar el 50% de los gastos hospitalarios y una alta participación en los kilogramos de residuos biosanitarios generados al mes, tiene unos protocolos conocidos, por lo cual podría estandarizar aún más sus procesos para ahorrar, aumentar el valor al paciente y mejorar la rentabilidad, aportando al desarrollo sostenible.
Avances de los hospitales en sostenibilidad
Desde hace algunos años, el sector de la salud ha aplicado estrategias de sostenibilidad: la construcción y remodelación de hospitales verdes y saludables y la gestión de residuos. Estas estrategias apuntan a lograr ahorros en el consumo de recursos naturales, energía, y mitigar la huella ambiental.
Para migrar hacia un modelo circular se necesita avanzar más.
Se necesita abordar los problemas de desperdicios y buscar cómo reingresarlos al sistema económico:
La migración hacia un sistema circular será un proceso interdisciplinario, que requerirá del área científica, técnica y administrativa del hospital y del apoyo de los proveedores. Como en tantas ocasiones, podría ser el sector de la salud quien lidere más innovaciones.
Conclusión
Aplicar la economía circular al sistema de salud va más allá de descartar el uso de ciertos productos o del análisis de cuáles suponen una vida más larga en el ciclo económico. Implementar un modelo circular exige analizar todos los procesos para buscar cómo aumentar el valor para el paciente, el ahorro para la institución y el beneficio para el medio ambiente. Eso implica obligatoriamente seguir trabajando en la prevención y control de infecciones.
Por Katy Schuth B. – Redactora