El impacto de las infecciones en la sostenibilidad
Un hospital responsable con el medio ambiente se ocupa de la eficiencia en el uso de la energía, el agua y la gestión de residuos. También, de la emisión de gases desde su infraestructura, la producción de alimentos con suministros locales, y el consumo de combustibles fósiles por el transporte.
Y, ¿el control de infecciones asociadas a la atención sanitaria? ¿Debería hacer parte de los programas de sostenibilidad de los hospitales verdes y saludables?
En 2018, Tedros Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, en La Cumbre Mundial de Gobierno, preguntó: ¿podemos crear un mundo libre de pandemias? Estaba preocupado por la vulnerabilidad que observaba en los sistemas de salud del mundo y la aparición frecuente de brotes y epidemias. El virus gripal H5N1, muy mortal, no había sido por suerte muy contagioso. H1N1, por el contrario, mostraba una alta transmisibilidad, pero un bajo poder letal. En cambio, ébola sí estaba dejando en evidencia la precariedad de la seguridad sanitaria mundial y el impacto económico y social de una infección.
Dos años después, muchos gobernantes deben estar releyendo el discurso de Adhanom y mirando con preocupación las cifras provocadas por la pandemia del coronavirus COVID-19
De hecho, ya se ha dicho que la actual pandemia ha puesto en peligro los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenibles) pactados para 2030. Las infecciones retan la sostenibilidad del mundo porque afectan todos los aspectos de la vida humana, de lo que genera bienestar, y permite avanzar y progresar.
Por ejemplo, a los pocos meses de declararse la pandemia por SARS CoV2, la PNUD, el organismo encargado del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, comenzó a llamar la atención sobre algunos indicadores:
Las infecciones, entonces, tienen un gran poder destructor y, por lo tanto, detienen y retrasan el mejoramiento de la vida de los seres humanos. Sin embargo, no solo los virus son una amenaza constante para la sostenibilidad del mundo.
Las IAAS y la sostenibilidad
De acuerdo con la OMS, uno de cada diez pacientes adquiere una infección al recibir tratamiento sanitario; más del 30% de los pacientes operados presentan alguna infección. Un 51% de esos contagios son resistentes a los antibióticos.
Ese es el segundo gran problema.
La aparición y diseminación de las bacterias multirresistentes (BMR) son una amenaza real porque producen 700.000 muertes anuales en el mundo(1), y se estima que para el 2050 puedan igualar las muertes por cáncer (cerca de 10 millones de personas).
En los entornos sanitarios -hospitales, centros geriátricos, residencias para pacientes que requieren atención médica, hay presencia de bacterias(2) resistentes a los mejores antibióticos conocidos y que producen infecciones y enfermedades respiratorias y de la corriente sanguínea, con graves consecuencias para los pacientes y las instituciones.
¿Por qué sucede esto?
Las bacterias, virus, hongos y parásitos van cambiando ante la exposición a los fármacos microbianos. No solo son capaces de sobrevivir, sino de seguir creciendo y propagándose. Las gramnegativas, bacterias bien conocidas en hospitales, tienen la capacidad de transformarse para resistir a los tratamientos y de transmitir material genético a otras bacterias para que a su vez se conviertan en multirresistentes.
¿Por qué?
Por el uso excesivo de antibióticos. Esa es la causa de que ahora tengamos bacterias resistentes. Hablamos de:
El problema es que mientras los microbios y las bacterias realizan bien su trabajo para aumentar su resistencia, la industria farmacéutica no ha avanzado en la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos. Entonces, mientras más se utilicen los que ya conocemos, las bacterias mejorarán su capacidad de resistir.
Para los antibióticos, el retorno comercial de la inversión en I + D parece poco atractivo hasta que haya surgido una resistencia generalizada contra generaciones anteriores de drogas, momento en el cual es posible que el nuevo antibiótico ya no tenga protección de patente o que pronto lo pierda. El mercado total de antibióticos es relativamente grande: alrededor de 40 mil millones de dólares de ventas al año, pero solo alrededor de 4.7 mil millones de dólares de este total por ventas es de antibióticos patentados (es aproximadamente lo mismo que las ventas anuales de uno de los medicamentos más vendidos contra el cáncer). Por tanto, no es de extrañar que las empresas no estén invirtiendo en antibióticos a pesar de las muy altas necesidades médicas. Esta voluntad no cambiará hasta que alineemos mejor las necesidades de salud pública con los incentivos comerciales.(3)
Los patógenos resistentes podrían continuar colonizando aguas marinas, ríos, suelos agrícolas y ecosistemas terrestres. Las enfermedades se multiplicarían, los alimentos sanos escasearían, y las fuentes de trabajo disminuirían.
¿El riesgo más preocupante para la industria de la salud?
Una mayor carga de infecciones nosocomiales graves.
Implicará gran sufrimiento en los pacientes y familiares, aumento en la tasa de reingresos, más días de hospitalización, más ocupación de UCI, más pruebas diagnósticas, más pacientes conectados a ventilación mecánica, más medicamentos -muchos muy costosos y tóxicos- y más cirugías extra. Es decir, más costos adicionales al tratamiento, que castigan la calidad y la eficiencia en el manejo de los recursos.
“El impacto económico que ocasionan las resistencias se considera ya un factor en las previsiones de pobreza de los países. Las infecciones por bacterias resistentes obligan al uso de antibióticos de segunda o tercera línea, de mayor precio. También ocasionan estancias hospitalarias más largas y un número mayor de procedimientos diagnósticos, que suponen entre 10.000 y 40.000 dólares más por paciente”.(4)
No disponer de antibióticos implica un retroceso en los logros en la salud. En los Objetivos de Desarrollo Humano, se presenta así:
“La buena salud es esencial para el desarrollo sostenible, y la Agenda 2030 refleja la complejidad y la interconexión de ambos. Toma en cuenta la ampliación de las desigualdades económicas y sociales, la rápida urbanización, las amenazas para el clima y el medio ambiente, la lucha continua contra el VIH y otras enfermedades infecciosas, y los nuevos problemas de salud, como las enfermedades no transmisibles. La cobertura universal de salud será integral para lograr el ODS 3, terminar con la pobreza y reducir las desigualdades. Las prioridades de salud global emergentes que no se incluyen explícitamente en los ODS, incluida la resistencia a los antimicrobianos, también demandan acción”(5).
Sistemas de salud saludables y exitosos
Un sistema de salud exitoso se reconoce por la salud de la sociedad que atiende, la calidad de la prestación del servicio y la equidad.
Un sistema de salud sostenible es más exigente aún.
Asume sin dudas que la salud es una inversión y por lo tanto debe retornar con beneficios.
Hace unos años, se calculó que ébola había generado gastos por US$2 mil millones. Evitar la enfermedad hubiera costado US$2 millones(6). Hoy, en medio de la pandemia por SARS CoV2 no cabe duda del enorme costo de las infecciones y el efecto adverso en la vida de todos los seres humanos.
En términos prácticos, podemos afirmar que el negocio es simple: con infecciones se pierde dinero y sin infecciones se gana. Un criterio que aplica a sistemas de salud, países, continentes y hospitales.
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¿Qué puedes hacer?
Evitar, prevenir, controlar. De un lado, a las bacterias multirresistentes, de otro a vigilar los virus. Esto es lo que se requiere:
La sostenibilidad nunca se ocupará de acabar con los virus y bacterias, sino de tener:
Conclusión
Las infecciones no son compatibles con la sostenibilidad. De un lado, observamos los efectos adversos de las epidemias y pandemias en el desarrollo, progreso y salud de la humanidad. De otro, tememos por la amenaza creciente de las bacterias multirresistentes y la lentitud de las investigaciones y desarrollos de nuevos medicamentos. ¿Qué podemos hacer? Prevenir. Es más económico y se obtienen buenos resultados.
(1) O’Neill J. Review on Antimicrobial Resistance. Tackling drug-resistant infections globally: final report and recommendations. May 2016. Disponible en: https://wellcomecollection.org/works/thvwsuba/items?sierraId=b28644797&langCode=eng&canvas=1
(2) Acinetobacter, Pseudomonas y varias enterobacteriáceas como Klebsiella, E. coli, Serratia, y Proteus son las bacterias que la OMS considera más peligrosas en los ambientes sanitarios.
(3) O’Neill J. Review on Antimicrobial Resistance. Tackling drug-resistant infections globally: final report and recommendations. May 2016. Disponible en: https://wellcomecollection.org/works/thvwsuba/items?sierraId=b28644797&langCode=eng&canvas=1
(4) Gallego, Lucía, profesora de Microbiología Médica, Universidad del País Vasco. Sin antibióticos no habrá desarrollo sostenible. https://theconversation.com/sin-antibioticos-no-habra-desarrollo-sostenible-114100
(6) Dato de la OMS, discurso director OMS ante World Goverment Summit.
Por Katy Schuth B. – Redactora