El gran cambio en el manejo de los residuos biológicos en época de pandemia
La pandemia por el COVID-19 implica cambios en el manejo de los residuos biológicos. Se prevé que volumen será mayor y por ende su impacto ambiental negativo.
Desde que comenzó la pandemia por el COVID-19, el manejo de los desechos biomédicos ha sido una gran preocupación para los expertos en salud ambiental. ¿Cómo proteger mejor a las personas del virus? ¿Qué debemos hacer para prevenir la expansión de la infección al resto de la población que manipula los residuos biológicos fuera de las instalaciones? ¿Cómo reducir el impacto ambiental?
En Wuhan, la ciudad china donde se detectaron los primeros brotes de la enfermedad, se observó un incremento de los desechos médicos de hasta cuatro veces, llegando a superar las 200 toneladas por día. En algunos hospitales se acumularon bolsas de basura durante varias jornadas hasta que pudieron ser recogidas y tratadas. Esta emergencia sanitaria duró al menos dos meses.
La experiencia en Wuhan produjo esta fórmula:
Es claro que China muestra unas cifras de consumo y desechos a los que en América Latina no estamos acostumbrados. Sin embargo, en muchos hospitales de nuestros países sí se han evidenciado problemas. México y Perú, por ejemplo, han dado señales de alerta por el importante aumento de los desechos hospitalarios.
La emergencia ocurre por el mayor número de pacientes y por las decisiones que se han tomado para el control de la enfermedad dentro de sus instalaciones.
Conocemos casos de instituciones que determinaron cambiar el equipo de protección personal de los médicos cada vez que atendían un paciente en urgencias. Odontólogos y médicos especialistas que en sus consultorios utilizan doble mascarilla y bata de aislamiento para cada nueva consulta. Instituciones que han tomado la decisión de cambiar la ropa quirúrgica a ropa desechable o descartable.
La prioridad es la salud del personal y de los pacientes, no cabe duda. Las exigencias de equipos de protección personal para los profesionales de la salud y el personal de servicios generales se han elevado de manera importante.
Lo cual es natural en un sector que procura la salud de la población, la razón de ser de lo sostenible.
El gran cambio en la clasificación de los residuos
Proteger la vida también implicó una estricta clasificación para los residuos biológicos.
Con la información científica sobre el contagio del COVID-19 disponible a la fecha, los organismos encargados de la prevención han estimado preferible otorgar a todos los residuos biológicos la calificación de “infeccioso”
La Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda que “todos los residuos sanitarios producidos durante el cuidado del paciente, incluidos aquellos con infección confirmada por COVID-19, se consideren infecciosos (infeccioso, objetos punzantes y desechos patológicos) y deben recogerse de forma segura en recipientes claramente marcados y cajas afiladas”.
Por su parte, la CDC Europa advierte que “Los desechos deben tratarse como desechos clínicos infecciosos categoría B (UN3291) y se maneja de acuerdo con las políticas de las instalaciones sanitarias y las normativas locales”.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, en Estados Unidos, el manejo de “los desechos médicos deben realizarse de acuerdo con los procedimientos de rutina. No hay evidencia que sugiera que los desechos de las instalaciones necesiten desinfección adicional”.
Muchos de los países de América Latina han acatado estas recomendaciones.
Previamente, estos organismos habían indicado que todo paciente es potencial portador del virus. Por ende, todo material que entre en contacto con pacientes también es infeccioso. Es previsible que el volumen de los residuos infecciosos aumente.
Este mayor consumo de EPP, dispositivos, ropa hospitalaria, significa también un mayor volumen de residuos biomédicos. Mayor volumen, mayor peso, mayor costo, mayor impacto ambiental negativo.
Qué hacer si los residuos se incrementan por el COVID-19
Por el momento, no hay evidencias científicas que desmientan la capacidad de contagio de los desechos hospitalarios. Por eso, mientras dure la pandemia, es imperativo continuar atendiendo las normas de cada país o entidad territorial a cargo de la salud y el medio ambiente.
En la medida en que la pandemia avance en nuestros países, probablemente veamos momentos de picos altos en pacientes infectados y de incrementos en los residuos infecciosos. Aumentarán los costos y el impacto ambiental. Y, tal vez, durante unos días se evidencie una saturación del sistema de recolección de basuras.
Podríamos adoptar algunas de las acciones y previsiones de otros países que ya enfrentaron este problema:
Los especialistas en temas de sostenibilidad han realizado llamados para mejorar la gestión de los residuos, especialmente, la disposición final de los desechos infecciosos. Es frecuente en hospitales de Latinoamérica la costumbre de eliminar todos los desechos como peligrosos.
Por eso se insiste en la segregación como un factor clave en las buenas prácticas de sostenibilidad. Quienes impulsan los proyectos sostenibles y de economías circulares solicitan mejorar la gestión. Se argumenta que no es necesario incinerar, ni utilizar autoclave para desinfectar todos los desechos.
Al separar los residuos peligrosos de los no peligrosos se reduce el volumen de desechos que exigen un tratamiento especializado.
Hasta hace pocos meses, se estimaba que la proporción de los residuos biopeligrosos podría ser del 15% del total de desechos hospitalarios.
Solo el 15% del total.
Si se estima que el costo del manejo de cada kg de residuo peligroso es de US1.5, el impacto en el costo es realmente importante.
Segregar aumenta la eficiencia.
Ese sería un buen comiendo de cualquier plan exitoso de manejo de residuos hospitalarios.
Sin embargo, es necesario explorar nuevas alternativas que, en efecto, reduzcan el volumen y el peso de los residuos biosanitarios, disminuyan el transporte y el uso de técnicas de eliminación que hoy parecen insuficientes para los requerimientos del cuidado del medio ambiente.
La emergencia sanitaria por el coronavirus COVID-19 se extiende al manejo de los residuos hospitalarios. La experiencia demuestra que pueden incrementarse y, en ocasiones, desbordar la capacidad de manejo de las basuras de las municipalidades. Esta situación amerita más análisis y nuevas alternativas más verdes.
Por Katy Schuth B. – Redactora