Actualizado diciembre 9 – 2025
Revisado febrero 17 – 2022
Publicado marzo 6 – 2020
Las mascarillas y el control
de las enfermedades respiratorias
Las mascarillas y el control de las enfermedades respiratorias
Tiempo de lectura:
6 min
No todos los tapabocas ofrecen una real protección contra los virus y bacterias que causan infecciones respiratorias. Algunos no limitan la exposición a los patógenos tanto durante la inhalación como en la exhalación.
La eficacia varía sustancialmente según el tipo de dispositivo. Pero además se ha encontrado que el buen uso es crítico para mantener la eficacia. Tener claridad sobre esta información es el primer paso para minimizar el riesgo de transmisión en la comunidad y en entornos de alto riesgo.
Cómo se transmiten las infecciones respiratorias
Las infecciones respiratorias se transmiten de persona a persona principalmente a través de la liberación de partículas respiratorias al aire.
Basta un paciente infectado para comenzar el proceso de propagación.
Inhalación
y contacto:
Cuando un paciente estornuda y tose, expulsa gotículas de saliva (pequeñas gotas de saliva) y secreciones nasales al aire, infectadas con el virus. La infección se propaga cuando las personas cercanas inhalan estas partículas o las transfieren a sus membranas mucosas (ojos, nariz, boca) al tocarse la cara.
Espectro
de partículas:
Las gotículas de saliva más grandes tienden a caer rápidamente a superficies (transmisión por contacto directo), mientras que las partículas más pequeñas, denominadas aerosoles, pueden permanecer suspendidas en el aire por periodos prolongados, viajando a distancias superiores a dos metros, especialmente en espacios interiores con ventilación deficiente. Se estima que la mayoría de estas gotas tienen menos de 10 μm de diámetro.
Intensidad
de exhalación:
Lo normal es que la cantidad de gotículas aumente según la intensidad de la exhalación. El riesgo de transmisión se incrementa con la velocidad y fuerza de la exhalación, como al reír, gritar, cantar o realizar ejercicio físico. Mientras más cerca esté una persona a la fuente de exposición, más riesgo tendrá de contaminarse.
Una forma de prevenir la propagación de las infecciones respiratorias es taparse nariz y boca, es decir, usar cubrebocas y mascarillas. Pero para lograr el efecto esperado, es necesario hacerlo correctamente.
Los dos mecanismos de protección: control de fuente y filtración
1. Control de Fuente
Se trata de la capacidad de la mascarilla o el respirador para contener las partículas exhaladas por el usuario.
Estos dispositivos actúan como una barrera para las gotículas y aerosoles que contienen virus o bacterias y que se liberan al exhalar, hablar, toser o estornudar. Al reducir la carga viral exhalada, se disminuye la exposición ambiental de otras personas. Esto es especialmente importante tanto en el caso de pacientes que ya han sido diagnosticados con infección respiratoria como quienes no presentan ningún síntoma. Se ha evidenciado que muchas de las transmisiones han ocurrido por personas asintomáticas o que nunca desarrollaron enfermedad.
2. Filtración para la protección del usuario
Este mecanismo es para la protección del usuario. El dispositivo contiene un material filtrante que atrapa las gotículas y aerosoles presentes en el aire antes de que el usuario las inhale. Esta función es vital para el personal sanitario en contacto con pacientes.
1. Capacidad de eficiencia de filtración de partículas
Este es un criterio técnico de calidad que debe poder ser demostrado por pruebas de laboratorio. Se refiere a la capacidad del material para capturar partículas de diferentes tamaños.
Eficiencia de Filtración Bacteriana (BFE): mide la capacidad de un material para evitar el traspaso de bacterias. La norma para mascarillas grado médico en Colombia exige un BFE ≥ 95%.
2. Ajuste del diseño
Se refiere al ajuste seguro entre el dispositivo y la cara del usuario.
Ajuste crítico: se refiere a que el aire no filtrado no ingrese por los huecos entre rostro y dispositivo porque se anularía la alta eficiencia de filtración del material.
Para los ambientes sanitarios, como quirófanos y salas de procedimientos, el elemento de protección personal que se recomienda es la mascarilla de alta eficiencia de filtración bacteriana y repelente a fluidos.
Estructura de la mascarilla quirúrgica de alta eficiencia
Una mascarilla quirúrgica de alto rendimiento debe contar con un adaptador nasal metálico y ajustable y tiras de fijación seguras para minimizar las fugas perimetrales. Además, se deben evaluar los materiales.
1. Capa externa (hidrofóbica):
Es la primera barrera para proteger del ambiente las membranas mucosas de nariz y boca; es de un material resistente a fluidos capaz de repeler salpicaduras y gotículas externas.
2. Capa media (filtro):
Es la principal barrera. Este es el filtro BFE (Eficiencia de Filtración Bacteriana) o capa de resistencia a la penetración de bacterias.
3. Capa interna (hidrofílica):
Es la que entra en contacto directo con las membranas mucosas. Su función es la de absorber la humedad de la exhalación del usuario para mantener la capa media seca y funcional.
Protocolo para el uso correcto del tapabocas
Como ya pudimos apreciar, el uso correcto garantiza la eficiencia de cualquier dispositivo de protección respiratoria en un entorno sanitario. La guía para lograrlo es esta:
Uso único:
Use siempre una mascarilla nueva, no reutilice y nunca use una prestada.
Higiene de manos (paso crítico):
Antes de sacarlo del empaque, realice un buen aseo a las manos con agua y jabón o, en su reemplazo, un desinfectante o sanitizante que contenga alcohol. Este paso es vital para evitar la transmisión de virus y bacterias.
Inspección:
Verifique que el dispositivo esté en buen estado, limpio, seco y sin roturas o desgarres.
Identificación:
Reconozca el lado interno y externo y superior e inferior. En las mascarillas UM el color blanco va hacia la cara y el color azul hacia afuera. Evite tocar el lado blanco porque está contaminado.
Colocación y fijación:
Sujete desde las tiras, colocando la mascarilla sobre nariz y boca y asegure detrás de la cabeza o las orejas. Si tiene elásticos, colóquelos sobre las orejas, dando una o dos vueltas.
Ajuste nasal:
Presione la tira rígida contra el puente nasal para amoldarla firmemente y sellar la fuga superior.
Cobertura total:
Baje la parte inferior para cubrir completamente la boca y el mentón. Nunca deje la nariz o el mentón expuestos.
Duración y cambio:
Evalúe el ambiente y riesgo. Cambie cada cinco a ocho horas o hasta que esté húmeda o visiblemente sucia.
Retiro seguro:
Retire halando de las tiras, sin tocar la cara externa porque se presume que ha estado expuesta a patógenos.
Residuo:
Deseche inmediatamente en los contenedores designados para residuos peligrosos. No guarde en bolsillos, bolsos o deje sobre la mesa.
Higiene post-retiro:
Repita la higiene de manos.
Las mascarillas utilizadas de forma masiva aumentan la protección
El uso masivo de tapabocas ayuda de manera importante a la propagación de virus y bacterias que causan infecciones respiratorias. Se considera que los resultados serán más positivos si muchas personas usan algún tipo de tapabocas a que si solo pocas personas utilizan uno de alta filtración. Esto se explica por la disminución de la concentración del patógeno en el ambiente.
De acuerdo con CDC, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades,
Las máscaras de tela multicapa pueden bloquear entre el 50 y el 70 % de estas finas gotitas y partículas y limitar la propagación de aquellas que no se capturan[1].
Si bien el uso masivo es más importante que el tipo de barbijo, las mascarillas de varias capas son más efectivas que las de una sola capa para bloquear las gotas exhaladas e inhaladas. Mientras más capas y mayor el número de hilos o más pequeño el poro de la tela, la filtración de gotas y partículas tiende a mejorar.
Pero, en general, una mascarilla de tela o de tela no tejida usada de forma correcta es más efectiva que una de alta calidad y filtración mal puesta.
Mira este video sobre el uso correcto de la mascarilla quirúrgica
Conclusión
El tapabocas o mascarilla es un dispositivo eficaz para la protección frente a enfermedades infecciosas. Las mascarillas retienen los aerosoles y goteos que se producen al hablar, respirar y estornudar, evitando que los virus y bacterias se propaguen por el aire y sobre las superficies. Así mismo, las mascarillas actúan como una barrera que impide el paso de patógenos presentes en el aire, protegiendo al personal médico, pacientes y acompañantes. La capacidad de filtración y el correcto uso son los factores críticos a cuidar para el control epidemiológico de las infecciones respiratorias.
Por Katy Schuth B. – Redactora





















