7 grandes cambios que propone el coronavirus
Te invitamos a escuchar aquí el artículo
Han sido unos días agotadores. Hemos trabajado más horas de lo normal, dormimos poco, estamos pendientes de las noticias. Nos llegan cientos de mensajes al celular. Nos preocupa la familia. Mostramos signos de estrés. Estamos así por la pandemia del coronavirus.
¿Reconocemos esta historia?
Es la nuestra. La de Latinoamérica. Estamos en alerta máxima. Sabemos por las experiencias de otros países las terribles consecuencias del Covid19. Esperamos que las medidas que han tomado los gobiernos sean efectivas y la curva de contagio se aplane. Tenemos esperanza y miedo.
Ingredientes perfectos para una buena película. Si así fuera, si estuviéramos reconstruyendo esta historia para un guion de cine, ¿qué más veríamos?
Nos sorprenderíamos con esos temas que quedan expuestos, que aún no tienen final, pero que poseen una gran fuerza.
Esos temas son los que hacen grande la historia.
Por ejemplo:
Esta es la primera vez en la historia de la humanidad que vivimos en vivo y en directo la evolución de una enfermedad en el mundo. Con esta conectividad, los seres humanos nos enfrentamos a esta realidad: cada uno de nosotros tiene impacto en los otros.
Las informaciones de cómo se expande el virus nos obliga a entender que somos corresponsables. Siempre lo hemos sido, pero ahora es urgente asumir nuestro papel.
La película mostrará este tema claramente.
Un protagonista estará solo, supongamos que se llama David. Mientras que Clara, la heroína de la película, está en comunicación permanente con el mundo, rodeada de su familia. Decide terminar su incapacidad y trabajar desde la casa y da órdenes para manejar la pandemia en el hospital donde trabaja. Su hija está infectada y ella aún no lo sabe.
La pandemia del Covid es una novedad en la vida de los humanos. Las anteriores enfermedades catalogadas como pestes estaban en los libros. No tenemos recuerdos de qué hacer en un caso como la del coronavirus. Estamos construyendo la experiencia. Por eso, tomamos conciencia del presente, de lo que está pasando hoy, aquí y en el resto del mundo.
David medita todos los días. Sabe que tener conciencia de “el presente” le ayudará a soportar el momento. Clara, a veces vive en el pasado y se pasa el tiempo en el futuro, planeando la vida de sus hijos. Ora en casos de emergencia. Le cuesta mucho hacer conciencia incluso de pequeñas cosas como lo que hace con las manos, las veces que se toca la cara, el hecho de tener mucosas.
También, de cómo vivir bien un día a la vez. Cree que es por el trabajo. Se dará cuenta que puede dedicar unos minutos al día a tener conciencia de su presente. Agradecer al menos diez cosas. Decidir cómo servir mejor a los otros desde su puesto.
Parar es lo que hace que notemos la velocidad en la que vivimos.
La película mostrará a David tranquilo. Está acostumbrado a trabajar desde la casa. Le gusta ver el atardecer desde el balcón. Estar en aislamiento no le cuesta trabajo. Clara no sabe bien dónde sentarse a trabajar. Ensaya en el comedor, la habitación, el mesón de la cocina. No se adapta al cambio de ritmo.
Mientras los médicos se enfrentan a los diagnósticos, a las crisis en las UCI, Clara logra establecer prioridades en la casa. Qué se compra y qué no. Organiza a su grupo familiar y acuerdan horarios de trabajo y estudio, alimentación y diversión. Pronto se da cuenta de que su madre no debe estar sola y va por ella.
En la ciudad, el alcalde dispone que todos los hospitales y clínicas estén disponibles para atender la pandemia. Una central decidirá la ubicación de los pacientes que requieran hospitalización. Se decreta que la salud gratis es un derecho de todo ciudadano infectado. Clara se reúne por Zoom con funcionarios de otros hospitales en el mundo. Comienzan a repensar el sistema de salud.
La madre de Clara se sienta todos los días a llamar a sus conocidos y familiares a verificar su estado.
Por fin, llegan mascarillas, batas y guantes al hospital. El personal médico se alegra de tener un proveedor serio.
La creatividad se dispara en las crisis. Llegan chistes todo el día. Clara contacta a David para que trabaje en un software que permita controlar a los pacientes diagnosticados con Covid19 a distancia. Tramita los recursos para la compra de los nuevos respiradores, desarrollados en la Universidad de Antioquia. Tiene una reunión virtual con los arquitectos para planear la ampliación de las UCI. En el hospital esperan la nueva vacuna.
Clara se observa las manos. Sabe que tiene que aprender a cuidarse para poder seguir a cargo de la situación. Deja de pensar que al autocuidado es egoísta y, al contrario, lo ve como un hecho altruista. Habla con su familia sobre el impacto en la comunidad de protegerse siempre, de prevenir enfermedades, de ser solidarios y compasivos.
David trabaja día y noche. Le apasiona desarrollar nuevos programas, especialmente si prestan un servicio a las personas.
Desde la casa de Clara, los hijos y la abuela ordenan un grupo de ayuda para los ancianos y niños enfermemos de la ciudad.
El mundo científico está revolucionado. La búsqueda de una vacuna es urgente. Se indaga más sobre el virus. El reto de ser el primero en encontrar la medicina anima a los laboratorios. El big data, la vigilancia de cámaras en los países asiáticos, revelan nuevas formas de control de epidemias. Se inventan mascarillas antivirus lavables y que duran un mes. Se analiza el comportamiento social como factor determinante en el control de las pandemias.
David duerme poco. Medita y trabaja. Se ha conectado con otros desarrolladores. Pronto harán una prueba. Clara escucha a su hija toser. En dos segundos, sabe que es momento de aislarse con ella. De parar. De poner las cosas en orden de prioridades. De amar. De confiar que el sistema de salud cumpla bien su misión. Se siente optimista. Es testigo de cómo cambia el mundo.
Por Katy Schuth B. – Redactora