¿List@ para hablar de sostenibilidad?
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Imaginemos un mundo en el que las personas actúan de forma independiente. Tienen hijos, consumen y usan los recursos naturales sin control. En algún punto de esta historia, los recursos están sobreexplotados y los sujetos luchan unos contra otros para mantener sus intereses. El combate, acabaría mal. Todos los sistemas, desde la biosfera hasta lo económico, social y político, se derrumbarían.
Otra opción para este drama sería que las personas se organizaran para evitar el desastre, conservar las fuentes de recursos y continuar la vida. Para tener éxito, tendrían que hacer una interpretación sincera de la realidad, reconocer lo que no funciona, lo que podría ser mejor para adaptarse y sostenerse en buenas condiciones durante un largo periodo de tiempo. Un nuevo modo de vivir más sostenible.
Algo similar es lo que sucede hoy en el mundo. Nos estamos haciendo preguntas, estamos investigando, valorando, los efectos de las cosas que hacemos para verificar si estamos impactando positiva o negativamente la vida de otros seres. De hecho, en algunos ambientes la pregunta va un poco más allá: ¿estamos generando valor, ayudando, creando un desarrollo armónico, que no debilite a otras personas o especies?
Cuándo comenzó a hablarse de sostenibilidad
La historia de la sostenibilidad comenzó en la mitad del siglo XX. Algunos países en occidente empezaron a cuestionarse si las actividades económicas e industriales tenían consecuencias negativas sobre el medio ambiente y la sociedad. Las distintas crisis económicas (la crisis financiera de los años 30, las caídas por efectos del petróleo) y ecológicas (lluvia radioactiva, contaminación del aire, pérdida de biodiversidad) estaban siendo analizadas y eso produjo un despertar de la conciencia. Comenzaron a pensar en un nuevo modelo económico, uno sostenible.
Se realizaron muchos estudios prospectivos para visualizar dónde estaba el problema y cuáles serían los efectos a mediano y largo plazo. ¿Qué sucedería con los recursos naturales si la población continuaba creciendo? ¿Cómo produciríamos alimentos sin agua? ¿Habría otras fuentes energéticas disponibles además del petróleo? ¿El mundo resistiría un crecimiento de la industria así? ¿Por qué en las comunidades de bajos recursos la vida es menos saludable? ¿Es normal que se extingan las especies?
En 1972, fue la primera vez que líderes mundiales se encontraron para discutir el «impacto humano en el medio ambiente y su relación con el desarrollo económico». Las conversaciones y estudios científicos continuaron y, en 1987 se produjo un momento especial en la historia de la sostenibilidad.
«El informe Brundtland, también conocido como Nuestro futuro común , dio la definición del término “desarrollo sostenible” … fue la primera definición ampliamente aceptada de desarrollo sostenible.»(1)
El informe Brundtland
El informe, creado por una comisión de Naciones Unidas, marcó un hito en la comprensión de un nuevo modelo económico. Definió que debíamos hablar de «desarrollo sostenible» como un proceso organizado por todos los países del mundo, no solo los que estaban en vías de desarrollo ni los que tenían grandes emporios económicos. El planeta era responsabilidad de todos, gobernantes, empresarios y amas de casa.
Además, enmarcó el desarrollo sostenible en tres componentes esenciales, lo ambiental, lo económico y lo social, variables interconectadas y dependientes una de la otra. Desde entonces, se entiende necesario un crecimiento económico para aliviar la pobreza y, al mismo tiempo, se advierte que el crecimiento económico requiere de un medio ambiente propicio para la vida.
Por ejemplo, el informe dice que un mundo de desigualdad es propenso a crisis económicas, ecológicas y sociales. ¿Cómo abordar este riesgo? Satisfaciendo las necesidades básicas de trabajo, alimentación, agua, higiene y energía. Esto exige crecimiento económico y mejores ingresos para las personas.
Pero, si la industria sigue creciendo, ¿cómo garantizar el suministro de materias primas? La respuesta es “economía circular”: un modelo en el que se reduce la cantidad de residuos, se recicla y se reutiliza.
Entonces, ¿se deben imponer límites al desarrollo? Los límites serán los que necesita la biósfera para absorber los efectos de las actividades humanas. La idea es ordenar y mejorar la organización social a escala internacional para hacer posible una nueva era de crecimiento.
Esta Comisión cree que la humanidad puede construir un futuro que sea más próspero, más justo y más seguro. Nuestro informe “Nuestro futuro común” no es la predicción de una decadencia del medio ambiente, de una pobreza y de una penuria cada vez mayores en un mundo siempre más contaminado en medio de recursos en continua disminución. Vemos, por el contrario, la posibilidad de una nueva era de crecimiento económico que ha de fundarse en políticas que sostengan y amplíen la base de recursos del medio ambiente y creemos que ese crecimiento es absolutamente indispensable para aliviar la gran pobreza que sigue acentuándose en buena parte del mundo en desarrollo(2).
La definición actual de sostenibilidad
En las conversaciones de los participantes en la elaboración del informe surgieron distintas definiciones de sostenibilidad y desarrollo sostenible, algunas quedaron por escrito. Sin embargo, esta fue la que tuvo un efecto especial y se mantiene hoy como la definición oficial.
El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Este ha sido el marco para todas las conversaciones que se han tenido desde entonces, incluidas las de más alto nivel, como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas.
En 2015, los países miembros de la ONU adoptaron estos objetivos mundiales para
«poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030».
No es claro si las metas se alcanzarán para el 2030 y celebraremos entonces un mundo con un modelo de desarrollo sostenible. Aún falta el compromiso de muchos líderes empresariales y gubernamentales. Además, la pandemia por Covid19, una infección que no puede ser considerada amigable con la sostenibilidad por sus enormes efectos económicos, sanitarios y sociales, retrocedió los logros de los últimos años.
Sin embargo, el trabajo continúa. Muchas organizaciones, entre ellas Union Medical, han integrado los ODS a sus modelos de negocios y escalan niveles en sus compromisos como organizaciones que impactan la sociedad y el medio ambiente.
La importancia de un desarrollo sostenible
Desde el lanzamiento del informe, la respuesta positiva fue enorme. Lo respaldaron los organismos internacionales, la banca multilateral, el sector educativo, varios gobiernos de Europa y Asia se comprometieron con las políticas y estrategias recomendadas y empresarios líderes adoptaron el “desarrollo sostenible” como la nueva dirección corporativa.
La ola sigue. Cada vez con más insistencia se habla en las organizaciones de desarrollo sostenible, responsabilidad social, inversión responsable, construcción eco, producción limpia, hospitales verdes. Hay grupos financieros que solo prestan atención a empresas que trabajan en desarrollo sostenible, hay consumidores que solo aceptan productos de compañías que se toman en serio el propósito social y hay muchas organizaciones sin ánimo de lucro promoviendo esta mirada sobre la vida en el planeta.
Si logramos una cultura de desarrollo sostenible podríamos tener un mundo sin pobreza, con cobertura sanitaria total, aire limpio, empresas saludables, alimentos sanos para todos.
Podríamos disminuir la huella ecológica, es decir, el límite máximo de consumo por persona según la capacidad ecológica de la tierra. El efecto sería este: si nos ubicáramos por encima (porque crecemos en población y no controlamos la producción y el consumo), estaríamos consumiendo más recursos de los que, en un tiempo determinado, la tierra es capaz de regenerar. Entraríamos en deuda con el planeta. Pero, si nos situáramos por debajo del límite, el planeta se regeneraría por sí mismo.
Cómo participan los individuos en el desarrollo sostenible
Hoy, se considera que la participación individual es imprescindible para el desarrollo sostenible. Se requiere sí un líder (en las empresas, en los barrios, en el gobierno), pero son las acciones individuales las que suman y logran el cambio. Las políticas y planes son solo palabras hasta que las personas tomamos acción.
El desarrollo sostenible proporciona un enfoque para tomar mejores decisiones sobre los problemas que afectan a todas nuestras vidas. Al incorporar planes de salud en la planificación de nuevas comunidades, por ejemplo, podemos garantizar que los residentes tengan fácil acceso a las instalaciones de atención médica y de ocio. Al fomentar cadenas de suministro de alimentos más sostenibles, podemos asegurarnos de que el país tenga suficientes alimentos para el futuro a largo plazo(3).
¿Cómo comenzar?
Hace muchos años, en Alemania, los consumidores empezaron a dejar en los supermercados los empaques dobles de algunos productos. Si el producto venía en un tubo sellado y este en una caja, dejaban la caja. ¿Por qué? En primer lugar, consideraron que era innecesaria, que la empresa debía realizar un cambio y esta era una forma de pedirlo. En segundo lugar, la caja era un desecho que había que llevar luego al depósito, lo que implicaba tiempo y trabajo. Y en tercer lugar, no deseaban aumentar la cuenta de servicios por llevar muchos desechos a las zonas de recolección de basuras.
Ese nivel de consciencia es el comienzo necesario para una cultura sostenible. Caer en la cuenta de que cada una de nuestras acciones tiene impacto en la vida y que cada producto y servicio que utilicemos tiene procesos que idealmente deben ser sostenibles.
El medio ambiente, el costo económico y social deben estar integrados a todas las decisiones que tomamos bien sea en las empresas, en los estamentos gubernamentales y en los hogares.
Así, caeríamos en la cuenta de que podemos prescindir de la factura impresa porque llegará al correo electrónico, que es importante separar los residuos para que puedan ser aprovechados, que podemos elegir moda “slow” en lugar de “fast” y hacer un uso más juicioso del agua y la energía, entre muchas estrategias sostenibles que hay.
Lo segundo, es ser coherentes. Por ejemplo, elegir empresas que afronten el desafío de la sostenibilidad para trabajar y para ser sus clientes. Ser ecológicos en el sitio de trabajo y en el hogar. Protegerse contra infecciones. Cerrar brechas sociales y económicas, dando oportunidades a quienes tienen menos, educando a otras personas a ser sostenibles.
Conclusión
La sostenibilidad es el objetivo más importante del mundo hoy. Desde 1987, cuando se publicó el Informe Brundtland, buscamos un desarrollo armónico que conjugue el crecimiento económico con el bienestar social y el cuidado del medio ambiente, porque se entiende que estas tres variables se integran y afectan simultáneamente. La responsabilidad del desarrollo sostenible es de todos.
Por Katy Schuth B. – Redactora