¿Podemos disminuir el riesgo a las bacterias grampositivas y gramnegativas?
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En los hospitales, es frecuentes observar exámenes diagnósticos que demuestran la presencia de bacterias gram negativas y positivas. Los pacientes muestran cuadros infecciosos que deberán ser tratados con antibióticos.
Normal.
Salvo en esta particular situación: si esa bacteria detectada pertenece al grupo de las resistentes a los tratamientos con antimicrobianos, el paciente está expuesto a riesgos importantes. Podrá pasar una temporada larga en el hospital, incluso en UCI, recibirá dosis de distintos fármacos para tratar de controlar la infección, su organismo se podrá debilitar y demorar en recuperarse, y podría morir. Esta contingencia también es crítica para los profesionales de la salud y la institución: el manejo de estas infecciones es incierto, causa de alta preocupación, genera altos gastos en medicamentos, exámenes y cirugías, entre otros, daña la reputación y puede provocar demandas jurídicas.
En muchos hospitales se ha comenzado a levantar el velo que cubre esta problemática. El control a las infecciones por bacterias gram negativas y positivas, además de virus y hongos, que contraen los pacientes durante la atención sanitaria en centros de salud, como hospitales o centros de atención a adultos mayores, está siendo parte de los planes de sostenibilidad de las instituciones y los sistemas de salud en el mundo.
Bacterias gramnegativas y grampositivas
En los laboratorios, las bacterias gram positivas y negativas son fácilmente reconocidas. A la muestra se le aplica un proceso químico llamado tinción de Gram. De acuerdo con el color que adquieren, se conoce su clasificación: rojo si es gramnegativa y azul si son grampositiva.
Muchas bacterias grampositivas conviven con los seres humanos sin provocar enfermedades. Otras sí lo hacen y los pacientes reciben diagnósticos de difteria, infecciones por enterococos, listeriosis, infecciones neumocócicas, por Staphylococcus aureus, por estreptococo o incluso, síndrome de shock tóxico.
Las bacterias gramnegativas están protegidas dentro de una cápsula, que evita que los glóbulos blancos, responsables de atacar los agentes patógenos, accedan a ellas y las combatan. Además, tienen una membrana que ofrece resistencia a algunos antibióticos como la penicilina. Esta membrana libera endotoxinas, una sustancia tóxica, que agrava los síntomas de la infección. Causan afecciones como neumonía, peritonitis, infecciones en vías urinarias, en torrente sanguíneo y en sitio quirúrgico. Esta bacteria también es la causa de otras enfermedades como el cólera, las infecciones por Escherichia coli (E. coli), por Klebsiella, tosferina, salmonella, fiebre tifoidea, entre otras.
Las bacterias grampositivas y gramnegativas han evolucionado y cada vez son más resistentes a la acción de los antibióticos. O bien se han adaptado o han adquirido genes que van codificando los mecanismos de resistencia y las hacen más fuertes para resistir y atacar. Esos mecanismos siguen en continua evolución. Por eso la multiresistencia es un reto para la medicina y un problema latente para los sistemas de salud.
En 2017, la Organización Mundial de la Salud publicó una lista de las doce familias de bacterias resistentes a los antibióticos conocidos y, por ende, más peligrosas para el mundo. En 2020 avisó que este asunto estaba dentro de la lista de “problemas sanitarios urgentes de dimensión mundial”. Se alertaba de nuevo sobre el riesgo del uso inapropiado de antimicrobianos y cómo la humanidad se estaba enfrentando a la incapacidad de poder tratar infecciones comunes por la cada vez más alta inefectividad de los fármacos y la lentitud en el desarrollo de nuevos medicamentos.
La lista incluye tres categorías de peligrosidad y por ende de urgencia para conseguir nuevos medicamentos efectivos: la crítica, elevada y media. En la categoría crítica hay tres familias de bacterias, todas gramnegativas, que son de gran peligrosidad en la atención sanitaria en hospitales y centros para adultos mayores y pacientes que requieren dispositivos permanentes como catéteres intravenosos y ventiladores.
Las bacterias en los hospitales
Los hospitales o centros de atención sanitaria son ambientes propicios para la transmisión de las bacterias grampositivas y gramnegativas. Los pacientes actúan a la vez como portadores y receptores: su estado de salud los hace proclives a ser portadores y huéspedes de una o varias bacterias. Las causas de la diseminación de las bacterias son varias:
Los procedimientos que se realizan durante la hospitalización, tales como el catéter venoso central, la sonda vesical, la intubación orotraqueal y la ventilación mecánica artificial son los momentos de más alto riesgo para el comienzo de una IAAS.
La singular capacidad de enfermar y matar de las bacterias y la baja disposición de tratamientos con que nos enfrentamos es lo que ha llamado la atención de científicos y expertos en el mundo entero. El peor escenario al que nos enfrentamos es a una pandemia o a varias pandemias simultáneas de infecciones para las cuales no hay tratamiento efectivo.
Las soluciones
El primer desafío para el control de estas infecciones es el uso racional de los antibióticos en la salud y en la agroindustria. Se han logrado avances en la salud.
El segundo, es el desarrollo de nuevos fármacos. Sin embargo, esta exigencia de innovación suena más fácil de lo que en realidad es. Se trata de encontrar compuestos que sean capaces de penetrar en las capas externas de las paredes celulares de las bacterias gramnegativas sin ser rechazadas. Los nuevos antimicrobianos deberían tener nuevos modos de actuar y ser capaces de matar la bacteria con dosis adecuadas de tóxicos. Las tasas de éxito no han sido muy altas, afirma la Organización Mundial de la Salud:
Solo siete de los 26 antibióticos que se están desarrollando para el tratamiento de patógenos prioritarios (bacterias gramnegativas) cumplen al menos uno de los criterios de innovación(1)
También, se investigan agentes antibacteriales no tradicionales. El informe 2020 de la OMS, documenta 27 nuevos desarrollos en etapa clínica, la mayoría, 18, buscan soluciones a las bacterias grampositivas.
La lentitud en los nuevos desarrollos es causada en gran parte por la dificultad en la consecución de recursos para la investigación. Muchas de estas innovaciones están lideradas por pequeñas y medianas empresas, mientras los grandes laboratorios no demuestran aún gran interés por este nicho de mercado.
En ese orden de ideas, mientras la humanidad dispone de soluciones farmacológicas, pareciera que es imperativa otra solución:
Aunque es esencial aumentar la I+D, esta solo no basta para solucionar el problema. Para luchar contra la resistencia, tiene que haber también una mejor prevención de las infecciones y un uso apropiado de los antibióticos existentes en la medicina humana y veterinaria, así como un uso racional de cualquier nuevo antibiótico que se desarrolle en el futuro(2)
La prevención de infecciones
El tercer reto es entonces evitar que ocurran las infecciones. Crear un ambiente no propicio para la vida, diseminación y transmisión de las bacterias. Si son resistentes a los antimicrobianos, es mejor que no ocurra la infección para no necesitar los antibióticos. Esta solución podría salvar vidas, economizar gastos médicos y, de hecho, hacer más sostenible y rentable la operación de las instituciones de salud.
La adherencia a los protocolos de precauciones estándar para toda la atención al paciente y las precauciones basadas en la transmisión de infecciones son las mejores prácticas que conocemos hoy para el control de IAAS. Se ha demostrado que cuando se aplican rigurosamente se obtienen los resultados esperados.
Podríamos reducir esta estrategia a tres aspectos esenciales en la prevención:
Conclusión
El control de las bacterias gramnegativas y grampositivas resistentes a los antimicrobianos es una contribución a la humanidad. Podemos hacer mucho por la salud del mundo si nos acogemos a estas tres prácticas esenciales: higiene de manos, aislamiento de fuentes de contaminación y limpieza del entorno. Crear un ambiente sano, un ambiente no propicio para las bacterias parece una salida práctica mientras las innovaciones de antimicrobianos tradicionales y no tradicionales progresan.
(1) WHO, 2020 ANTIBACTERIAL AGENTS IN CLINICAL AND PRECLINICAL DEVELOPMENT https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/340694/9789240021303-eng.pdf
Por Katy Schuth B. – Redactora