Actualizado noviembre 12 – 2024
Publicado octubre 21 – 2021
¿Cómo lograr la eficiencia energética en un hospital?
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6 min
La eficiencia energética es una necesidad en los hospitales, tanto para mejorar sus finanzas como para reducir su huella ambiental. Desde el análisis del consumo hasta la exploración de energías renovables y la creación de una cultura de ahorro, el camino hacia un sistema de salud más eficiente y ecológico es posible.
El sector de la salud depende de un flujo constante de energía para mantener sus operaciones críticas. A diferencia de otros sectores que pueden reducir o suspender su actividad en horarios determinados para optimizar el uso de las fuentes de energía, los hospitales requieren un suministro energético ininterrumpido, funcionando las 24 horas del día, los 365 días del año. Desde iluminación y climatización hasta sistemas de seguridad, quirófanos, laboratorios y equipos de diagnóstico, cada rincón del hospital necesita estar siempre en funcionamiento para asegurar la calidad de la atención.
Tener una infraestructura antigua, bajo compromiso del personal en la reducción del consumo, un uso extenso de energía proveniente de combustibles fósiles para el calentamiento de agua y la falta de medición de consumo energético son otras de las barreras que el sector enfrenta para mejorar la eficiencia energética.
La definición de eficiencia energética
Según el Instituto de Estudios Ambientales y Energéticos, la eficiencia energética significa simplemente usar menos energía para realizar la misma tarea.[1] El Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania define que:
La eficiencia energética es un medio de medir el gasto energético necesario para lograr un determinado beneficio. Cuantos menores sean las pérdidas de energía para lograr un propósito específico, mayor será el grado de eficiencia energética.[2]
Un hospital que quiera calificarse en la categoría «ecológica», verde o medioambientalista tendría que implementar estrategias para mejorar la eficiencia energética; esto es lograr un uso optimizado de la energía para mantener un nivel de servicios y confort que asegure el funcionamiento continuo y seguro de todas las áreas médicas, administrativas y de soporte, sin comprometer la calidad de la atención.
Buscar las oportunidades energéticas
La eficiencia energética implica reducir el desperdicio energético, implementar tecnologías eficientes y ajustar prácticas de uso para minimizar el consumo en actividades críticas como iluminación, climatización, esterilización y operación de equipos médicos. Esta es una forma de lograrlo:
1. Análisis de consumo de energía actual
Para estructurar un plan efectivo para reducir el consumo de energía, el proceso suele comenzar con un análisis exhaustivo del consumo actual para identificar las áreas de mayor gasto energético, entender el consumo de energía y descubrir las oportunidades de ahorro.
- Identificar los principales consumidores de energía: es prioridad en el análisis conocer cuáles son los equipos de más alta demanda, tales como sistemas de climatización, iluminación, maquinaria de esterilización y equipos de diagnóstico.
- Establecer una línea base de consumo: comenzar las mediciones de consumo mensual o anual permitirá establecer una línea base sobre la cual se medirán los ahorros tras implementar mejoras.
- Análisis de los patrones de consumo: determinar si el consumo está ligado a ciertos horarios, clima y tipo de servicio ayuda a entender cómo fluctúa la demanda. Este análisis puede revelar, por ejemplo, que ciertos picos de consumo son innecesarios y son posibles algunos ajustes en la programación de equipos y en la gestión de la iluminación.
- Instalar sistemas de monitoreo y medición continua: los medidores entregarán datos en tiempo real que facilitan la detección de patrones de consumo ineficientes y picos de demanda. También, un sistema de monitoreo permitirá establecer alarmas para dar respuesta rápida cuando el consumo sobrepase los límites.
- Inspección del estado de equipos y sistemas: la revisión de la antigüedad de los equipos, el tipo de iluminación, el estado de puertas y ventanas y los patrones de consumo en calefacción y aire acondicionado permitirá organizar el mantenimiento y la reposición de equipos.
- Detección de fugas: se trata de verificar si las áreas tienen aislamiento suficiente para no causar pérdidas de energía en climatización, ventilación o calefacción.
- Realizar auditorías energéticas periódicas: medir el desempeño energético del hospital en distintos momentos del año y bajo diferentes condiciones de operación asegura la sostenibilidad del proyecto, porque permite identificar las oportunidades de ahorro.
- Comparación con estándares de eficiencia energética: conocer parámetros de eficiencia permite tener una meta objetiva. Por ejemplo, en un estudio realizado en Chile en 2008, se encontró que el índice de consumo de energía del hospital Luis Calvo Mackenna comparado con un hospital de estándar semejante en Francia mostraba una diferencia de 10,8 a 4.00 MWh/cama/año.[3]
Lo interesante de esta parte del proyecto es observar y entender el entorno desde una nueva mirada y contestar las preguntas pertinentes. Por ejemplo, al revisar el trabajo de lavandería y esterilización, cabe la consulta de cómo es posible reducir los ciclos sin aumentar el riesgo de infección[4]; al indagar sobre los equipos de aire acondicionado, vale preguntarse si es posible programar el encendido y apagado; al revisar la iluminación, debería surgir la pregunta sobre los sensores, si será necesario encender lámparas en un área por la que entra suficiente iluminación por las ventanas. Finalmente, preguntarse cómo mejorar la forma de facturar los servicios y si es posible reducir la carga realizando ciertas tareas en otro horario.
Después de evaluar qué tan problemática es la situación, las mediciones servirán para el proyecto de mejoramiento continuo. Se pueden esperar reducciones año a año del 10 por ciento.
2. Cultura de ahorro de energía
La segunda fuente de ahorro es el comportamiento de las personas, tanto del personal como de los pacientes.
El personal es quien detecta inmediatamente un espacio con una temperatura inadecuada para el confort y los requerimientos técnicos, bien sea por una falla técnica o por una condición meteorológica. Para los usuarios es claro que no todas las áreas o servicios tienen las mismas necesidades y por eso admiten aprovechar la ventilación natural en ciertas zonas; la instalación de equipos de ventilación con reguladores para aumentar su potencia cuando sea mayor la necesidad; y el uso de equipos de circulación de aire para minimizar el riesgo de infección en áreas de más alto riesgo de presencia de virus y bacterias.
La cultura de encender y apagar equipos y de llamar y hacer caso a la llamada de alguien anunciando algún problema ahorra mucho dinero a la institución.
3. Análisis de fuentes disponibles de energía
En Colombia, según datos del Ministerio de Minas y Energía,
Si bien el porcentaje de consumo de energía eléctrica solo alcanza en promedio un 20% del consumo total de energía en un hospital, los costos de electricidad representan en la práctica más del 40% de los costos totales en energía, ya que tiene un elevado precio por unidad de energía.
¿Sucede algo similar en otros hospitales?
Una medida necesaria en el proyecto será la de revisar las condiciones de compra de electricidad, y verificar si es posible negociar el tipo de contrato y el precio de potencia y de trabajo.
La segunda, es verificar qué otras fuentes de energía hay disponibles en la zona y en la edificación. Por ejemplo, para el suministro de energía para iluminación y calentamiento de agua se pueden aprovechar los paneles solares, los sistemas mixtos de energía, la energía eólica o los biocombustibles, considerados fuentes limpias y renovables de energía.
En España, el hospital público Infanta Sofía de Madrid aplicó un proyecto de eficiencia en energía y logró cambiar al 100% las fuentes de energía: toda la energía que utiliza es de origen renovable[5], lo que ha permitido rebajar un 50% sus emisiones de CO2 en cinco años.
Las fuentes renovables son especialmente útiles en regiones sin acceso a la electricidad, con suministro fluctuante y especialmente costoso.
Finalmente, es preciso verificar si los sobrantes de calor y energía pueden ser aprovechados para otros servicios, para beneficio de la comunidad o para la industria o el comercio instalado en la zona.
4. Diseño del plan de eficiencia energética
El diseño de un plan de eficiencia energética debe contemplar medidas de bajo costo e impacto seguro en el ahorro del consumo, proyectos que requieren algo de inversión y eventualmente, la construcción de nuevas sedes con características de arquitectura e ingeniería sostenibles.
Hay medidas simples como iniciar las campañas para una cultura de ahorro, realizar reparaciones urgentes y los trabajos de mantenimiento programado y preventivo a todos los equipos y a la infraestructura o cambiar a luminarias de bajo consumo.
Otras soluciones de baja inversión suponen la adquisición de sensores electrónicos, medidores de temperatura para controlar todos los equipos, temporizadores y cambios de algunos equipos a otros más eficientes.
Finalmente, el plan puede conducir a la decisión de construir una nueva sede que permita el uso de fuentes de energía renovable para la producción de agua fría para los sistemas de aire acondicionado, condensadores para intercambio de calor, condiciones óptimas para aprovechar la luz y el aire natural y sistemas mixtos para cubrir todas las necesidades de servicios y confort, entre otros.
Los beneficios de la eficiencia energética en instituciones sanitarias
Implementar estas estrategias ofrece beneficios importantes para cualquier institución sanitaria:
1. Reducción de costos operativos
1. Reducción de costos operativos
Los gastos en electricidad, calefacción, climatización e iluminación disminuirán significativamente, lo que impacta las finanzas.
2. Reducción de la huella de carbono y menor impacto ambiental
2. Reducción de la huella de carbono y menor impacto ambiental
Lograr esta medición es un paso importante en el marco de la responsabilidad social de las instituciones de salud y en el contexto de los compromisos internacionales de sostenibilidad.
3. Incremento de la productividad
3. Incremento de la productividad
Un ambiente más confortable aumenta la productividad y bienestar del personal de salud.
4. Recuperación de los pacientes
4. Recuperación de los pacientes
Un ambiente más natural y bien controlado puede contribuir a la rápida recuperación de los pacientes y disminuir infecciones.
5. Continuidad de operaciones
5. Continuidad de operaciones
En zonas en las que el servicio de energía fluctúa o se interrumpe con frecuencia, reducir la dependencia a esas fuentes de energía traerá como consecuencia una prestación continua de los servicios, esto es, mejor atención, más pacientes y mejores resultados para la institución.
6. Acceso a financiamiento e incentivos para proyectos sostenibles
6. Acceso a financiamiento e incentivos para proyectos sostenibles
En el mundo, hay gobiernos y entidades financieras dispuestas a apoyar proyectos sostenibles. La inversión inicial en eficiencia energética puede representar un desafío para algunos hospitales, pero existen opciones de financiamiento que facilitan la implementación de estas medidas. De acuerdo con el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible, los sobrecostos asociados a la construcción de edificaciones sostenibles en Colombia son menores al 5 por ciento con periodos de recuperación de la inversión que varían entre tres a cinco años. Los planes de financiación de estos proyectos son posibles desde el sector financiero y también desde los proveedores de energía y servicios relacionados con la eficiencia energética, como auditores, gestores de sistemas energéticos y equipos de energía.
Conclusión
Uno de los proyectos de sostenibilidad más interesantes en las instituciones sanitarias en América Latina puede ser el de la eficiencia energética. Es una oportunidad de ahorrar dinero, hacer cambios a fuentes de energía renovables y buscar la salud de todos. Atender estos cuatro factores es la clave para lograr la eficiencia energética: estado de la infraestructura y prácticas comunes susceptibles de mejora, mediciones de consumo, búsqueda de nuevas fuentes de energía y cultura de los usuarios.
[1] https://www.eesi.org/topics/energy-efficiency/description
[3] https://energypedia.info/images/f/fd/Eficiencia_energetica_en_hospitales_publicos_GTZ.pdf
[4] Al hacer el cambio a ropa quirúrgica de uso único, los ciclos de esterilización se reducen hasta en un 45%.
Por Katy Schuth B. – Redactora