¿Qué cambiará en la medicina
en los próximos 5 años?
Tiempo de lectura:
6 min
Los próximos cinco años podrían ser emocionantes para la medicina y la forma en que se tratan las enfermedades.
Durante este cuarto del siglo XXI hemos estado viviendo una revolución científica y, comparado con las innovaciones de los últimos cien años, lo hemos hecho a velocidad de cohete. Por eso, es muy probable que muchos de los avances que hemos conocido como los retos y desafíos para el futuro de la medicina los vayamos a practicar en los próximos años. Tendremos a disposición muy seguramente equipos más precisos, autónomos y pequeños; robots haciendo tareas para mejorar la eficiencia; telemedicina robótica para realizar procedimientos a distancia; avances en la bio-impresión 3D de órganos y tejidos.
Los próximos cinco años serán cruciales. ¿Qué podemos esperar? Estas son algunas de las tendencias.
Las «ósmicas»:
Estamos muy cerca de poder prevenir y tratar pacientes de manera individualizada gracias a la genómica, la proteómica y la metabolómica. Esas tres ciencias permitirán estudiar al individuo a nivel molecular: identificar los genes asociados a la enfermedad, marcar las proteínas alteradas y mostrar los cambios de los metabolitos. Combinar estos tres resultados permitirá entender y tratar a ese paciente de manera única. ¿Qué falta para poder prevenir enfermedades y tratar las enfermedades con las «ósmicas»? En principio, herramientas tecnológicas más sofisticadas para poder analizar e interpretar la información y crear modelos estadísticos que permitan un aprendizaje cierto. Este trabajo es costoso, pero se avanza. Mientras tanto, es necesario definir el marco legal que apruebe las nuevas ayudas diagnósticas y tratamientos.
Interfaces cerebro-computadora:
Las ICCs ya se utilizan para controlar con la mente prótesis, juegos y comunicaciones. Sin embargo, su acceso es limitado por los costos, el consumo de energía y la imprecisión. El futuro cercano parece prometedor. Pronto los dispositivos serán más pequeños, menos invasivos y más precisos, lo que aumentará su uso en la medicina.
Neurociencia:
Lo que hemos avanzado en conocimiento de la estructura, funciones, neurotransmisores y plasticidad cerebral revoluciona nuestra comprensión de los seres humanos y nuestra interacción con el mundo. Lo más interesante es que el desafío continua. Hay preguntas importantes sin resolver relacionadas con la memoria, las enfermedades neurodegenerativas e incluso, sobre la consciencia. En los próximos años se espera poder ver el cerebro en acción con más detalle, comprender las bases genéticas del Párkinson y el Alzheimer y disponer de patrones gracias a la inteligencia artificial.
Infecciones peligrosas:
El próximo quinquenio será crucial para el problema de las infecciones resistentes a los antimicrobianos. La tendencia actual es que se presente un aumento en el número de casos y de nuevos microorganismos resistentes. Un impacto considerable en la salud pública. La colaboración entre científicos, médicos, veterinarios, agrónomos, ganaderos, cultivadores, gobiernos, academia, organismos internacionales y la sociedad en general será fundamental para asegurar un mejor manejo de los antimicrobianos disponibles y el desarrollo de nuevos tratamientos, que incluyan vacunas, antibióticos, equipos robustos dedicados a la vigilancia epidemiológica y nuevas terapias.
Bioseguridad:
¿Es probable que los protocolos de bioseguridad cambien en los próximos cinco años? Uno de los efectos de la pandemia oír COVID-19 será la actualización del control de infecciones. Es necesario contener los agentes infecciosos. En los entornos sanitarios, es probable un mayor rigor en la protección respiratoria, la filtración de aire y en los elementos de protección personal para disponer de mejores barreras antimicrobianas. Así mismo, ante la compleja gama de riesgos biológicos y ambientales que enfrentaremos en los próximos años, es previsible cambios en los protocolos para las tareas de vigilancia e investigación de enfermedades zoonóticas, especialmente en cuanto a EPP y contención. Incluso, podrían aparecer protocolos de bioseguridad para viajes internacionales con el fin de evitar la propagación de patógenos entre países. Por último, la seguridad de los datos sobre patógenos también será sujeto de control en las normas de bioseguridad: se espera que la data sobre riesgos biológicos esté almacenada de forma segura.
Salud pública:
¿Nos acercaremos en los próximos cinco años a la meta de salud para todos establecida por las Naciones Unidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible? Si bien se observan logros como la reducción de la mortalidad infantil, aumento en la esperanza de vida, mayor control de las enfermedades infecciosas con las vacunas disponibles, una buena cobertura sigue siendo desafiante. Tal vez seamos testigos de mayores esfuerzos en la inversión en salud, tanto a nivel nacional como internacional y el fortalecimiento de los sistemas de salud con un enfoque en la atención primaria. También, una tendencia a fomentar estilos de vida saludables y a prevenir enfermedades.
Salud mental en la era digital:
En los últimos años hemos sido testigos de la aparición de nuevas enfermedades mentales como la adicción a las redes sociales, la ansiedad digital, el ciberacoso y la soledad social en adultos. Así mismo, han aumentado los trastornos metales en niños y adolescentes que se explican por el uso excesivo de las pantallas. Hoy por hoy, curiosamente, esa misma tecnología está acelerando herramientas para abordar los desafíos de la salud mental. En principio, la telemedicina se consolida como una opción accesible y conveniente para recibir tratamiento psicológico. También, podemos esperar la proliferación de aplicaciones (realidad virtual, juegos terapéuticos y chatbots) para tratar trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión. El desarrollo de tecnologías para el manejo de depresión severa y esquizofrenia se considera posible, lo mismo que los medicamentos personalizados para trastornos específicos. Probablemente el cambio también se note en una menor estigmatización y discriminación de la enfermedad mental y, en cambio, se perciba un aumento de la conciencia sobre la importancia de su detección y tratamiento.
Microbioma y enfermedades crónicas:
El impacto de la flora bacteriana en nuestra salud es un nuevo enfoque en la medicina, posible gracias a la secuenciación genética de alto rendimiento. Hemos descubierto que tenemos miles de bacterias y que estas comunidades bacterianas, especialmente las que se encuentran en el intestino, se relacionan con enfermedades crónicas, tales como cáncer, diabetes tipo 2, alergias, autismo, y enfermedades cardiovasculares. ¿Qué podemos esperar para el próximo quinquenio? Recurrentes análisis de microbioma para prevenir y tratar de manera individual con nuevos tratamientos basados en probióticos, prebióticos y trasplantes fecales.
La práctica médica:
¿Cambiará el rol del médico en el futuro? Con el desarrollo de la tecnología, las ayudas diagnósticas y los tratamientos individualizados, aparece el temor por la pérdida de más profesionales en ejercicio, de las habilidades clínicas y de la humanización. Si bien se descarta que la profesión médica desaparezca en un futuro, se reconoce que los médicos deberán hacer cambios en sus prácticas: ser capaces de interactuar con las máquinas, interpretar datos complejos, tomar decisiones y tener un buen manejo de las relaciones humanas. Además, es muy probable que los médicos hagan parte de equipos multidisciplinarios en los que participen genetistas, estadísticos, bioinformáticos, bioingenieros y especialistas en ética. La academia tendrá que cambiar para adaptarse a las nuevas tecnologías y problemáticas de la industria de la salud: máquinas y data, prevención y salud pública, ética y bioética, humanización de la medicina e interacción médico-paciente, toma de decisiones, serán algunos de los temas que se incluirán en la formación.
La ética médica:
Temas como la eutanasia, la clonación y la edición genética siguen estando pendientes de un marco ético y legal. En América, solo Canadá, Colombia y algunos estados de los Estados Unidos han legislado sobre la eutanasia o el suicidio asistido. También, es posible esperar que en los próximos años tengamos nuevas regulaciones y códigos éticos que aborden la práctica médica por telemedicina, el uso de la inteligencia artificial y la protección de datos médicos. Incluso, algunos países impulsarán leyes para fortalecer la salud pública, enfocados en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, asumiendo que tendremos emergencias sanitaras por epidemias y cambio climático.
Conclusión
Es muy probable que en los próximos cinco años veamos avances sorprendentes en la práctica de la medicina, como la personalización de tratamientos hasta el uso ético de tecnologías avanzadas. Este tiempo también será decisivo para adaptarnos a las innovaciones tecnológicas, los nuevos hallazgos sobre el cuerpo humano y el trabajo en equipos multidisciplinarios. Estos cambios exigen una apertura a nuevas habilidades.
Por Katy Schuth B. – Redactora