3 estrategias para atender
la próxima demanda de cirugías electivas
Con el inicio de los programas de vacunación contra Covid-19, los hospitales comienzan a organizar la reactivación de los quirófanos para cirugías electivas. Muchos pacientes esperan los procedimientos y claramente, las instituciones de salud requieren reiniciar la actividad de uno de los servicios más necesarios para la sostenibilidad de la organización.
La situación supone el diseño de esquemas de trabajo que permitan atender la alta demanda de procedimientos quirúrgicos represados y realizar cirugías seguras: ya se hacen programaciones de intervenciones según prioridad, se organizan bloques quirúrgicos por tipo de anestesia o tipo de intervención, se diseñan circuitos específicos para pacientes no Covid-19 y se crean horarios adicionales durante las noches y los fines de semana.
La coordinación de todos los eslabones de la cadena en época de pandemia resulta aún más compleja de lo habitual por la multiplicidad de factores que se afectan por la crisis sanitaria: profesionales enfermos, problemas de suministros de medicamentos, anestésicos y equipos de protección personal, entre otros, además de la ocupación de camas para atender las olas del virus y el temor de los pacientes a ingresar a una institución de salud mientras persista la infección.
Entonces, ¿cómo enfrentar este nuevo reto de aumentar la capacidad de quirófanos para atender la gran cantidad de cirugías represadas de manera segura y eficiente? La reactivación de las cirugías no es solo un asunto científico o de salud; es también un reto administrativo. En este contexto de emergencia hay que cuidar los recursos disponibles, los costos totales y la capacidad hospitalaria como condición para superar con éxito el momento.
“Este es un tiempo de austeridad”, comenta la especialista Erika Valdéz. Las instituciones de salud han tenido que invertir en actualizar procedimientos de bioseguridad y reforzar los EPP, mientras han dejado de recibir ingresos por servicios quirúrgicos, consulta externa y por la lenta rotación giro-cama. No es momento de grandes inversiones en equipos o infraestructura, de hecho, se buscan nuevos productos y proveedores que mejoren la relación costo-beneficio.
Los recursos actuales deben poder ofrecer su máximo potencial.
La situación exige revisar qué procesos están afectando la eficiencia en quirófanos, qué insumos y dispositivos pueden ayudar a obtener los resultados que se esperan y cuáles son las evaluaciones económicas que vale la pena analizar.
Un paso inicial es calcular cuántas más intervenciones es posible realizar por día si:
Aumentar el tiempo disponible para cirugías, por ejemplo, no tendría sentido sino se cuenta con capacidad para atender a los pacientes en recuperación. Pero tampoco sino es factible entregar a tiempo los equipos y la ropa quirúrgica esterilizada.
En quirófanos cada minuto cuenta, y más aún en este momento, porque además de requerir tiempo para poder atender a más pacientes se debe hacer más rentable la operación de la institución.
¿En qué procesos se está perdiendo tiempo?
Pasar horas inactivo por inadecuados flujos de pacientes, entrega de equipos, instrumental o ropa quirúrgica no es productivo ni rentable. No tiene ningún sentido aumentar el número de horas de quirófano si muchas de ellas se van en tiempos muertos.
Todos los procesos que estén afectando el flujo de la programación requieren ser optimizados. Con esa óptica, es probable encontrar este tipo de problemas:
Al identificar y ajustar los procesos claves que afectan de manera directa la programación quirúrgica se acerca más la meta de aumentar el número de cirugías.
El ideal es operar más, con menos recursos y menos riesgos.
La pregunta que debe resolverse es qué insumos, tecnologías y dispositivos son efectivos cuando se requiere optimizar los recursos con que cuenta la institución.
Se sabe, por ejemplo, que cuando la central de esterilización dispone de sistemas de barreras estéril de calidad, esto es, que permitan un buen proceso de esterilización y mantengan el equipo estéril hasta su uso, tendrá que realizar menos reprocesos. Los equipos se utilizarán mejor, no solo porque se dispondrá de más capacidad para cumplir con las entregas y de una disminución en insumos, sino porque habrá menos frecuencia en los mantenimientos de autoclave.
Así mismo, se conocen mediciones para establecer el impacto de las infecciones asociadas a la atención sanitaria, en las que se ha logrado establecer cómo los pacientes con IAAS disminuyen la capacidad hospitalaria, afectando los ingresos. Reducir las infecciones en sitio quirúrgico, especialmente, en este momento de pandemia, tiene un impacto positivo en la rentabilidad. Los pacientes infectados requerirán camas de hospitalización o, en condiciones severas, UCI. Estos recursos son necesarios para atender la demanda de cirugías. ¿Qué se puede implementar para lograrlo? En principio, el cumplimiento de los protocolos. Lo segundo, el control de los fluidos. Los equipos de protección personal elegidos para quirófanos deben ser barreras efectivas para evitar infecciones al personal de salud y a los pacientes, por contaminación directa y cruzada. Los paquetes quirúrgicos son un dispositivo médico crítico en las actuales circunstancias. Los de uso único, por su característica antifluido, resuelven bien el problema de la contaminación líquida y, de acuerdo con el tipo de cirugía, pueden utilizarse dispositivos repelentes o impermeables. Los paquetes quirúrgicos de uso único permiten controlar mejor las infecciones, el inventario y los costos.
Se ha demostrado que los paquetes quirúrgicos de uso único reducen los tiempos del procedimiento entre un 17% a un 30%. Esto equivale a cambiar minutos utilizados para la preparación, durante el procedimiento y en la limpieza y recambio, por tiempos productivos que pueden utilizarse para hacer más cirugías. Según el tipo de cirugía, el quirófano puede aumentar cada día el número de intervenciones programadas. Esto es especialmente evidente cuando la institución cuenta con paquetes quirúrgicos de uso único diseñados para cada tipo de cirugía.
En bloques quirúrgicos de cirugías cortas y bajo flujo de líquidos corporales, se observa que los paquetes quirúrgicos de uso único:
En cirugías de alto volumen de fluidos, en las que las instituciones utilizaban antes el método convencional (paquetes quirúrgicos reutilizables) donde usualmente debían emplear dobles sábanas y campos buscando controlar mejor fluidos, se observan estos beneficios al cambiarse a los paquetes quirúrgicos de uso único:
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La revisión de los costos debe ser medida en relación con su beneficio. Por ejemplo, ¿qué insumo en efecto garantiza más capacidad hospitalaria, más ingresos por cirugía? ¿Qué dispositivo ofrece mayor seguridad para el paciente, menos riesgos de infecciones, menos sobrecostos por IAAS? ¿Qué protege mejor a los profesionales y ofrece menos incapacidades? ¿Qué tecnología nos facilita la gestión administrativa y aumenta la rentabilidad?
En estos momentos, no es suficiente comparar un precio de un proveedor vs otro proveedor. El impacto de la calidad de los productos se justifica si reducen tiempos muertos, disminuyen sobrecostos por infecciones, evitan reprocesos o gastos innecesarios y resisten un análisis de beneficios económicos.
Si se reducen las ISQ, por ejemplo, la capacidad hospitalaria aumentará, la dedicación del personal de salud podrá concentrarse en los nuevos pacientes y no habrá sobrecostos por reemplazo de dispositivos, medicamentos, hospitalización ni otros insumos Quirófanos podrá atendar más ágilmente la alta demanda de cirugías, porque tiene los recursos de camas disponibles.
Observar de esta manera los servicios de quirófano permite entender el efecto costo-beneficio de las nuevas tecnologías.
Conclusión
La reactivación de las cirugías en época de pandemia es un reto importante para el área administrativa y el área científica de las instituciones de salud: es imperativo agilizar la programación quirúrgica para atender la alta demanda de cirugías electivas aplazadas y recuperar los ingresos de los hospitales. Tres estrategias ayudarán a diseñar el plan: optimizar procesos, tener insumos y protocolos más eficientes y controlar los costos totales por proceso.
Por Katy Schuth B. – Redactora