¿Protegen bien los EPP
contra el riesgo biológico?
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Los elementos de protección personal, EPP, se consideran esenciales en la disminución del riesgo biológico para el personal de la salud. Sin embargo, no todos los elementos protegen bien.
Esto puede suceder por una infravaloración del riesgo, por una mala selección de los materiales de los EPP o por la ausencia de insumos y normas para aplicar los principios de precaución universales en la prevención de enfermedades laborales por el contacto con fluidos corporales.
Las instituciones sanitarias seguras asumen que el riesgo biológico no puede ser eliminado y buscan los mejores recursos para disminuir su impacto.
Conexión paciente-personal
Todo paciente que ingresa a recibir alguna clase de atención médica debe ser clasificado como potencialmente «infectante»[1] hasta no demostrar lo contrario. Puede tener un virus, puede tener la flora bacteriana alterada por su enfermedad. Puede traer hongos y parásitos. Por eso, deben tenerse precauciones para prevenir que ocurra una transmisión, esto es, para que el personal
Comprender esta conexión entre el paciente y la seguridad del personal de la salud es una forma apropiada para articular soluciones a la protección del personal de salud y a crear un entorno saludable.
La primera norma es que todo aquel que esté expuesto a fluidos debe usar una barrera protectora.
Así, aunque los pacientes presenten infecciones severas, se puede trabajar protegido y evitar contaminar a otras personas dentro y fuera de la institución.
Nivel de riesgo
El nivel de riesgo al que está expuesto el personal debe ser lo que determine el nivel de protección que requiere. En general, debe asumirse que, a mayor exposición en cercanía, volumen y tiempo a la sangre y otros fluidos, mayor debe ser la protección.
Así, por ejemplo, el tapabocas de las personas que trabajan en ingreso de pacientes puede ser diferente al del personal que realiza limpieza, que trabaja en UCI o en cirugía; el protector facial de un odontólogo será diferente al de la auxiliar; la bata del personal de enfermería que prepara al paciente puede ser estándar, pero no así la del equipo que realizará una intervención de reparación de obstrucción intestinal.
El ideal, entonces, es definir el nivel de aislamiento requerido de acuerdo con las actividades que realiza y los servicios que prestará a los pacientes.
Los elementos de protección ideales
La industria de la salud ha encontrado soluciones efectivas, barreras físicas de materiales duros, repelentes a los fluidos e impermeables, para proteger las principales vías de entrada de los microorganismos: la vía respiratoria (por la inhalación de gotículas y aerosoles), la vía digestiva (fecal-oral) y la vía sanguínea (por piel y mucosas).
En muchos documentos de bioseguridad se señalan como elementos de protección indispensables a estos cuatro:
Protectores oculares o de cara:
en materiales plásticos y cristal mineral evitan el contacto con salpicaduras de saliva, sangre y cuerpos extraños contaminados, fluidos orgánicos, secreciones y excreciones.
Guantes:
en vinilo, látex y nitrilo, materiales que resisten el paso de sangre, fluidos orgánicos, secreciones, excreciones, mucosas. Se recomienda su uso siempre que el usuario o el paciente presenten piel lesionada, se manipulen agujas, elementos cortantes y vidrios quebrados.
Se debe seguir el protocolo de buenas prácticas de uso.
Protección de nariz y boca:
se ofrecen dispositivos como los respiradores N95, KN95 y KF94 para procedimientos y terapias respiratorias, atención de pacientes durante brotes, epidemias y pandemias, que disminuyen el riesgo de salpicaduras de líquidos, aerosoles y gotículas presentes en el aire; las mascarillas quirúrgicas y de procedimientos están diseñadas para proteger a los profesionales de la salud durante las intervenciones quirúrgicas e invasivas.
Batas:
adecuadas a cada tipo de actividad dentro de la institución y a cada tipo de procedimiento, de acuerdo con la exposición a fluidos, la técnica y el tiempo de exposición al riesgo. El sector de la salud ha reconocido a los materiales de uso único como las barreras más eficientes al paso de microorganismos. Además del material, debe observarse la tecnología para que los pliegues y costuras no permitan el paso de microorganismos.
Aunque se definan estos cuatro elementos como los indispensables, las instituciones sanitarias consideran que el EPP no está completo sin los gorros y polainas. Se les considera «infaltables», porque protegen la piel de la cabeza y los pies de los usuarios y evitan la contaminación de heridas y zonas blancas.
Gorros:
diseñados para cubrir el cabello del paciente o del profesional de la salud, previniendo la contaminación del área quirúrgica con la caída del cabello.
Polainas:
producto para uso exclusivo en áreas restringidas, que aísla el calzado de cualquier tipo de contaminación que contenga y, al mismo tiempo, lo cubre totalmente para proteger al usuario.
Entorno seguro
Disponer de los elementos de protección no es suficiente. Se requiere de una cultura de bioseguridad que promueva el uso adecuado y la selección de la calidad de los EPP para que sí ofrezcan protección.
La «economía» en los elementos de protección personal normalmente no es una decisión que ayude al gasto y a la rentabilidad.
Cuando el personal tiene conciencia de los riesgos biológicos durante su trabajo, encuentra la forma de protegerse mejor, aumentando el consumo de insumos:
Un buen plan de EPP, por el contrario, determina qué tipo de elemento debe usarse en qué circunstancia, lo que contribuye a disminuir las incapacidades por enfermedades laborales, los costos del manejo de infecciones prevenibles y mejora la confianza en la institución.
Para lograr este objetivo, en todos los casos debe exigirse certificación de calidad: de esterilidad cuando el dispositivo así lo requiere, de filtración bacteriana para el caso de mascarillas y respiradores y de normas nacionales o internacionales para el manejo de insumos médicos y de pruebas técnicas para demostrar que su desempeño cumple con los requisitos establecidos.
Conclusión
La principal protección para el personal de salud es poder trabajar en un entorno seguro. Los elementos de protección personal tienen un papel importante para el control de riesgo biológico y la prevención de enfermedades laborales.
Para evitar infecciones los mejores elementos de protección personal para salud están diseñados para ser repelentes o impermeables a fluidos y a líquidos, de acuerdo con la actividad a realizar y el nivel de protección que esta requiera.
[1] De acuerdo con el Sistema de Precauciones Universales del Centro de Control de Enfermedades (C.D.C) de Atlanta establecido desde 1987
Por Katy Schuth B. – Redactora