Actualizado abril 11 – 2023
Publicado julio 8 – 2021
Clasificación de los residuos hospitalarios
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Las instituciones de salud podrán manejar los desechos de forma más eficiente, segura y rentable con una buena clasificación de los residuos.
Es posible, por ejemplo, reciclar plástico, vidrio, aluminio, cartón. Podemos convertir las envolvederas para esterilizar de uso único en materias primas para nuevos procesos productivos (algunas instituciones las utilizan para hacer bolsos de obsequio para los pacientes que están en hospitalización). También, podemos transformar insumos y dispositivos médicos como elementos de protección personal y ropa quirúrgica de uso único en materia prima para estibas, mesas de jardín, cercas y tapas de alcantarillas.
Esta generación de valor sólo es posible como resultado de una buena separación de los residuos desde la fuente. El comienzo es tener una buena clasificación de todos los residuos hospitalarios.
Qué esperar de una buena gestión de residuos
El éxito de la gestión de residuos consistirá en que, de un lado, disminuyan los riesgos de contaminación cruzada al interior de la institución y los riesgos de contaminación de suelos, aguas y otros residuos que ponen el peligro la salud de la comunidad. De otro lado, una buena gestión de residuos ahorrará costos, generará valor para la institución y contribuirá al cuidado del medio ambiente.
Los resultados se apreciarán rápidamente:
El proceso implica animar a todas las personas que trabajan en la institución a seguir las instrucciones; capacitar en la importancia de entender la clasificación; disponer de los recipientes adecuados en los lugares necesarios; marcar claramente los recipientes y lugares de recolección; diseñar bien las rutas de recolección y disposición final; y etiquetar y sellar como es debido para las rutas de disposición final.
Clasificación de los residuos hospitalarios
La clasificación de los residuos depende de la disposición final que deban recibir:
Los residuos hospitalarios son de dos tipos:
Esta categoría está compuesta por todo lo que descartamos en nuestra actividad cotidiana y laboral y que no representa riesgo para la salud ni el medio ambiente.
Para el caso específico de instituciones sanitarias, ningún residuo que haya estado en contacto con fluidos corporales o con material orgánico puede disponerse como residuo no peligroso.
Esta distinción es de suma importancia. Todo residuo contaminado puede continuar contaminando a otros y causar un problema de salud pública.
Los residuos no peligrosos pueden clasificarse en dos nuevas categorías:
A. Aprovechables:
estos son los desechos que podemos reciclar, reutilizar o Se trata de materiales que pueden ser aprovechados como materia prima para la producción de bienes, tales como los envases PET, los frascos de vidrio o los productos de papel reciclado. También, se incluyen los residuos que podemos aprovechar para abono.
Es claro que los residuos de hortalizas, frutas y verduras no deberían ensuciar los materiales que se quieran reutilizar, como papel, plásticos o cartones.
B. No aprovechables:
estos residuos no son reciclables ni biodegradables. Los llamamos también ordinarios. Como no tienen posibilidad de un segundo uso, pasan a disposición final en rellenos sanitarios o similares.
Los alimentos que han sobrado de la atención a un paciente del que se tiene diagnóstico o sospecha de una infección no deberían ser utilizados para el compós ni ser entregados como residuos ordinarios para disposición final en rellenos sanitarios o similares. El riesgo de contaminación es evidente.
Se considera residuo peligros todo elemento que al ser eliminado constituye un riesgo para la salud humana y el medio ambiente. Para determinar si un residuo es o no peligroso se creó el código CRETIVER (antes Cretib). Un residuo es peligroso si cumple por lo menos con una de estas características (cada letra representa una característica):
Hablamos de sustancias, materias, equipos, ingredientes, envases, empaques, envolturas y materiales que tuvieron contacto con algún elemento contaminante y peligroso.
En las instituciones de salud es posible discriminar estos residuos así:
A. Residuos de riesgo biológico:
Se trata de residuos que pueden contener bacterias, parásitos, virus y hongos capaces de producir una enfermedad infecciosa en otra persona. Estos materiales han estado en contacto con sangre y otros fluidos corporales denominados «líquidos de precaución universal» durante la atención médica del paciente; también, se trata de elementos que pueden cortar la piel y servir de medio de transporte de microorganismos patógenos; de sustancias que mal administradas pueden causar daño; y de partes de cuerpo humano o animal que son factor de riesgo infeccioso.
A esta clasificación pertenecen estos residuos:
B. Residuos radioactivos:
Hablamos de todo insumo médico que contiene o está contaminado con radionucleidos y por lo tanto no podrá tener otro uso. Agujas, jeringas, gasas, torundas, guantes, pañales, llaves de tres vías, extensión de venoclisis, papel absorbente, etc.
Se trata de materiales radioactivos utilizados en diagnósticos y en radioterapias, que deben disponerse en recipientes especiales.
C. Otros residuos peligrosos:
En este segmento podemos ubicar los contenedores presurizados con aire y gases: oxígeno, óxido de etileno, gases anestésicos, cilindros de gas comprimido. También los aerosoles, los materiales inflamables, corrosivos y explosivos.
Gráfico clasificación de los residuos
Finalmente, este gráfico muestra la clasificación y cómo separar en la fuente los residuos en las instituciones sanitarias en Colombia:
Conclusión
La adecuada clasificación de los residuos es una etapa crítica en la gestión de residuos para reducir el riesgo de contaminación cruzada, exposición a materiales peligrosos y cuidado de la vida y el medio ambiente. Entrenar al equipo de trabajo en la identificación de los residuos y en cuáles recipientes deben ser desechados es parte fundamental del éxito de la estrategia.
Por Katy Schuth B. – Redactora