Actualizado octubre 1 – 2024
Publicado julio 1 – 2021
Individualizar el riesgo del paciente
para reducir las ISQ
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La evaluación del riesgo individual en cirugías ha sido una práctica esencial para mejorar los resultados quirúrgicos y reducir complicaciones. Este proceso implica un análisis exhaustivo de los factores que pueden influir en la salud del paciente antes, durante y después de la intervención quirúrgica. Los factores incluyen condiciones preexistentes como diabetes, hipertensión, edad avanzada, malos hábitos como el consumo de tabaco y alcohol, y el estado nutricional del paciente. Al identificar y gestionar estos riesgos, los equipos médicos pueden adaptar sus estrategias para optimizar la recuperación del paciente y reducir la probabilidad de complicaciones.
Sin embargo, a pesar de estos avances, el riesgo de infecciones en el sitio quirúrgico (ISQ) sigue siendo un desafío. Se estima que entre el 2% y el 5% de los pacientes que se someten a procedimientos quirúrgicos en todo el mundo desarrollan una ISQ como resultado de la atención sanitaria. Este porcentaje puede aumentar hasta un 30% en países de ingresos bajos y medianos.
El costo de las infecciones en sitio quirúrgico es un tema de preocupación para los equipos científicos y administrativos de las instituciones de salud. En muchos casos los hospitales deben asumir los costos de tratamiento de las ISQ porque los planes y pólizas de salud no lo hacen. Un paciente infectado requiere más días de hospitalización, el 60% de los casos pueden requerir UCI, muchos suponen nuevas cirugías, antibióticos y más trabajo para el personal de salud.
Estas infecciones provocan pérdidas.
Comprensión del riesgo individual en salud
El riesgo en salud se define como la probabilidad de que ocurra un evento no deseado y evitable que afecte negativamente la salud del individuo. El Plan Decenal de Salud Pública de Colombia, publicado en junio de 2018,[1] lo define como:
«La probabilidad de ocurrencia de un evento no deseado, evitable y negativo para la salud del individuo, que puede ser también el empeoramiento de una condición previa o la necesidad de requerir más consumo de bienes y servicios que hubieran podido evitarse.»
Existen dos clases de riesgos: el primario, cuando se trata de la probabilidad de una nueva enfermedad; y el técnico, que se presenta cuando la enfermedad sucede por fallas en la atención sanitaria, que generan una mayor carga de mortalidad y discapacidad. Los planes de gestión del riesgo en salud aluden a la necesidad de comprender estos conceptos y a analizar qué determina el riesgo para poder identificarlo, prevenirlo, mitigarlo y superarlo.
Hacia un futuro con menos infecciones quirúrgicas
La evaluación del riesgo individual ofrece la posibilidad de adaptar los protocolos quirúrgicos a las necesidades específicas de cada paciente. Esto, a su vez, puede reducir significativamente la incidencia de infecciones quirúrgicas y mejorar los resultados postoperatorios.
Durante el proceso quirúrgico, los especialistas se enfrentan a factores endógenos, de los cuales algunos son controlables y otros no lo son; y a factores externos, que sí suelen ser controlables. Diversas investigaciones determinan como factores de alto riesgo de infecciones la edad, las enfermedades crónicas, el tabaquismo, la mala nutrición y la inmunodepresión. También, la normotermia, la técnica y duración de la intervención quirúrgica, las prótesis y el volumen de fluidos corporales del paciente. Finalmente, se afirma que los fallos en los protocolos médicos de asepsia son causal importante de ISQ.
Se entiende que la causa de las infecciones puede tener varios orígenes, ser multicausal. También, se afirma que la mayoría de las infecciones pueden ser prevenidas. Uno de los factores que más puede contribuir al control de las ISQ es actuar frente al riesgo de carga bacteriana. Los microrganismos patógenos pueden estar presente en el ambiente, en los equipos, en la piel del profesional médico, en el organismo del paciente, pero, si no hay contacto con la herida quirúrgica, el riesgo disminuye.
De acuerdo con el doctor Juan Carlos Martínez G[2]., el éxito de la gestión del riesgo está en los detalles. Por ejemplo, la piel.
La piel, tanto de pacientes como de los profesionales de la salud en quirófano, es responsable de por lo menos la mitad de las infecciones. Sucede cuando la sangre y otros líquidos de precaución universal salen, transitan por la piel (donde hay una gran carga microbiana imposible de esterilizar al 100%) y reingresan a la herida o a otra solución de continuidad en el cuerpo del paciente. Un adecuado manejo a este factor de riesgo podría producir una alta reducción de ISQ.
Beneficios de aumentar la protección al paciente
Según la Organización Mundial de la Salud,
«Para prevenir las enfermedades y los traumatismos, es fundamental dedicar atención preferente a los riesgos para la salud»[3].
Dice también la OMS en el Informe de Salud 2002, que para fijar las prioridades en las estrategias de reducción del riesgo se deben revisar tres aspectos: la magnitud de la amenaza, la disponibilidad de soluciones costo-eficaces y las preferencias de la sociedad. Claramente, está definiendo el manejo de los riesgos para grupos de personas, pero, estas consideraciones podrían aplicarse al riesgo individual.
Algunos afirman que elevar el nivel de protección del paciente supone mayores costos, como la adquisición de dispositivos de alta tecnología, guantes de mejores características, modernos equipos de aire acondicionado, paquetes y batas quirúrgicas de uso único adecuado a cada tipo de cirugía, elementos de protección personal de buena calidad, antibióticos y antisépticos base alcohol.
Sin embargo, el aparente mayor costo significa en realidad una ganancia para la institución. La evaluación del riesgo individual del paciente para prevenir infecciones debe llevar a un ahorro por una reducción de los costos de tratamientos de las ISQ.
Si bien las ISQ provocan pérdidas, las soluciones, no.
La clave para prevenir las ISQ radica en una evaluación precisa y detallada del riesgo individual de cada paciente. Al identificar los factores que aumentan el riesgo de infección, como la duración de la cirugía, la técnica utilizada, el estado de la piel del paciente, y el entorno quirúrgico, los equipos médicos pueden tomar medidas proactivas para mitigar estos riesgos.
¿Cómo se puede mejorar la gestión del riesgo en cirugías?
Adopción de prácticas quirúrgicas avanzadas
Las prácticas quirúrgicas avanzadas incluyen el uso de técnicas menos invasivas, la optimización de la anestesia, y el manejo controlado de los fluidos corporales. Además, es fundamental la implementación de protocolos estrictos de higiene y asepsia para reducir la carga bacteriana en el entorno quirúrgico.
Selección adecuada de ropa quirúrgica
La ropa quirúrgica juega un papel crucial en la prevención de ISQ. En cirugías donde se espera un alto volumen de fluidos o una duración prolongada del procedimiento, la elección de ropa quirúrgica de alto desempeño es esencial. Este tipo de ropa está diseñada para ofrecer una mayor protección tanto al paciente como al equipo quirúrgico, minimizando la posibilidad de contaminación cruzada.
Ropa quirúrgica con propiedades absorbentes y barreras contra líquidos, como campos quirúrgicos impermeables y batas de uso único, es especialmente efectiva para mantener la asepsia en cirugías largas y complejas. Además, la ropa quirúrgica de alto desempeño está fabricada para resistir la penetración de microorganismos, lo que reduce el riesgo de que la carga bacteriana de la piel del equipo médico o del paciente contamine la herida quirúrgica.
Uso de tecnología y dispositivos médicos avanzados
El uso de dispositivos médicos avanzados, como los sistemas de aire acondicionado en quirófanos, y la aplicación de antibióticos profilácticos para la desinfección de la piel, son medidas efectivas para reducir el riesgo de ISQ. Estos avances ayudan a crear un entorno estéril, disminuyendo la exposición del paciente a patógenos durante la cirugía.
Capacitación continua del personal médico
La formación continua del personal médico en técnicas de control de infecciones es fundamental. Los equipos quirúrgicos deben estar al día con los últimos avances en protocolos de higiene y manejo de pacientes para garantizar que se apliquen las mejores prácticas en cada intervención.
Evaluación y revisión constante de los protocolos
Las instituciones de salud deben realizar evaluaciones periódicas de sus protocolos de manejo del riesgo y realizar ajustes según los resultados obtenidos. Esto incluye la revisión de casos anteriores, la identificación de áreas de mejora, y la implementación de nuevas estrategias basadas en evidencia científica.
Conclusión
El manejo del riesgo individual en el entorno quirúrgico no solo es posible, sino necesario para prevenir infecciones en el sitio quirúrgico y mejorar los resultados postoperatorios. Al identificar y mitigar los factores de riesgo específicos de cada paciente, se pueden implementar estrategias efectivas que no solo protejan al paciente, sino que también reduzcan los costos asociados al tratamiento de complicaciones. En un entorno donde la seguridad del paciente es una prioridad, la personalización del manejo del riesgo se convierte en un imperativo.
[1] GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO EN SALUD Perspectiva desde el Aseguramiento en el contexto de la Política de Atención Integral en Salud. P. 14. Puede verse en: https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VP/DOA/girs-prespectiva-desde-aseguramiento.pdf
[2] Simposio de Seguridad Clínica, 10 junio de 2021, Grupo Quirón
[3] Informe Mundial de la Salud, 2002 / Definición y evaluación de los riesgos para la salud.
Por Katy Schuth B. – Redactora