Al decidir sobre los EPP,
¿piensas en costos o en ganancias?
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Adquirir elementos de protección personal baratos puede salir muy caro: la calidad es clave para reducir riesgos, mejorar los costos y procesos y aumentar los beneficios.
Algunos CEO han adoptado como propia esta frase: «cuidar el costo no es tarea de un contador: es la responsabilidad central de quien administra.» Bajo esta premisa, analicemos la adquisición de Elementos de Protección Personal (EPP). Para muchos equipos financieros se trata de un gasto operativo más, donde el menor precio unitario parece, a primera vista, la decisión más inteligente.
Sin embargo, esta perspectiva es incompleta y arriesgada.
¿Cambiaría la decisión si nos preguntáramos cómo influye este EPP, esta marca, en la protección de nuestros activos, ingresos y reputación? ¿Cuánto dejamos de ahorrar o de ganar al no invertir en la opción que ofrece la mejor protección?
Este análisis permite que los elementos de protección personal sean evaluados más allá de su función operativa y se ubiquen en las inversiones estratégicas. Esto es válido especialmente en entornos de alta exigencia, tales como salas blancas, industria farmacéutica, centros sanitarios, procesamiento de alimentos, hoteles y restaurantes. Aquí los EPP son factores críticos que impactan directamente en la rentabilidad, la continuidad del negocio y la reputación corporativa.
Al adquirir EPP, un líder financiero debe evaluar tres áreas de riesgo que comprometen la sostenibilidad de la organización:
1. Protección al flujo de ingresos
En muchos negocios, la contaminación es sinónimo de parálisis operativa.
Los riesgos de un guante que se rompe, de un overol que no actúa como barrera efectiva o de un gorro que no aísla pueden resultar mucho más costosos que cualquier diferencia en un precio unitario. Por el contrario, los EPP de calidad minimizan y controlan los riesgos de contaminación, protegiendo el producto, al cliente o paciente y al empleado. Al prevenir estos riesgos, protege la sostenibilidad:
2. El impacto en costos operativos
Un EPP con el precio más alto debería llamar la atención. ¿Qué valor ofrece? En muchas ocasiones este análisis no se realiza y se ignoran los beneficios de una mayor calidad. Se pierde entonces una clara oportunidad de optimizar recursos.
Reducir el consumo y el desperdicio:
un EPP de alto desempeño tiene una baja tasa de fallo. Está diseñado para resistir el turno completo y su integridad estructural es confiable. Por el contrario, un EPP de baja calidad obliga a los usuarios a mejorar su protección y por eso reemplazan el EPP con frecuencia o deciden utilizar varios elementos al mismo tiempo para subsanar el riesgo de rasgaduras o pérdida de la barrera protectora. En EPP de mala calidad genera más demanda, más compras.
Más eficiencia laboral:
el usuario que puede trabajar sin temer por su seguridad puede concentrarse en la tarea principal, eliminando interrupciones. En cambio, los cambios y las improvisaciones para buscar soluciones a la seguridad generan pérdida de tiempo y elevan el estrés por el riesgo de exposición.
Menos desperdicio logístico:
Con EPP de desempeño comprobado el consumo es estable y, por lo tanto, el manejo se mantiene optimizado y predecible. Se simplifica el inventario y se reducen los costos logísticos. Caso contrario ocurre cuando la reposición es constante, deben almacenarse altos volúmenes de insumos y hay manejo de inventarios rotos o defectuosos: se incrementan los costos ocultos.
Menos costo de gestión de residuos:
la menor cantidad de unidades desechadas por turno se traduce directamente en menores costos de gestión de residuos. Así mismo, disminuye el riesgo de contaminación.
Como se observa, el costo inicial de adquirir más calidad se compensa con eficiencia operativa, seguridad, protección de ingresos y procesos más estables y eficientes.
3. Fortalece el activo intangible más importante
En entornos críticos el EPP que utiliza el equipo es una señal visible y poderosa de los estándares de la organización. Un simple vistazo es suficiente para que clientes, auditores y socios perciban su compromiso con la excelencia. Esto fortalece la relación con los distintos grupos de interés:
Por eso, en términos financieros, la reputación bien gestionada es un multiplicador del valor de la empresa. Fortalecer la marca es una inversión que busca la continuidad del negocio.
Conclusión
Los elementos de protección personal (EPP) tienen un fuerte impacto en los resultados financieros de una organización. Por un lado, tienen la capacidad de prevenir eventos que pueden causar grandes pérdidas y, por el otro lado, generan valor al optimizar operaciones y fortalecer la marca.
Para un líder cuya estrategia es cuidar verdaderamente los costos, la decisión más rentable es siempre invertir en calidad. Esta máxima es aplicable a organizaciones con salas blancas, instituciones sanitarias, hoteles y restaurantes.
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Por Katy Schuth B. – Redactora