¿Cómo impacta la huella
de carbono nuestro futuro?
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Cuando William Rees y Mathis Wackernagel, a finales de los años 90, trataban de explicar el impacto de las acciones humanas en la Tierra, crearon un concepto que rápidamente fue acogido y se hizo popular: el de una gran huella de pie en un paisaje. Era la forma de visualizar qué tanta área de la ecosfera (tierra y agua) se afectaba con nuestra actividad del día a día.
Desde entonces, se han desarrollado metodologías para determinar la carga humana que dejamos y debemos dejar, porque, ya es claro que, si queremos continuar en este mundo, tenemos que cambiar nuestra forma de vida. Esto es, tenemos que reducir la huella de carbono.
Contexto: el cambio climático
Hay varias razones que justifican los esfuerzos para modificar nuestra manera de habitar la Tierra.
El cambio climático, por ejemplo. La temperatura en el planeta ha aumentado, entre otras causas por el uso de combustibles fósiles y la deforestación, provocando que los polos se derritan y aumente el nivel del mar. También, que se reduzca la producción de alimentos.
Mientras se registra pérdida de biodiversidad, desperdiciamos las oportunidades que nos ofrecen los servicios ecosistémicos, como la polinización, la purificación del agua y el aire y la regulación del clima. Y, al mismo tiempo, nos enfrentamos a una continua amenaza: la propagación de virus y enfermedades zoonóticas. Se suele explicar este fenómeno como consecuencia del crecimiento de las ciudades y de los grandes cultivos que modifican las relaciones de flora y fauna.
De igual forma, desde hace años se habla del agotamiento de recursos naturales. Consumimos más y más rápido los recursos de lo que la Tierra es capaz de reproducirlos. Contaminamos el aire, estamos produciendo menos alimentos y no hemos resuelto los problemas de la desigualdad y la pobreza.
Por eso se hace necesario hacer cambios que nos permitan volvernos sostenibles para las generaciones actuales y futuras. En general, los países y la comunidad científica han aceptado que debemos aprender a producir, movilizarnos, comunicarnos, alimentarnos, relacionarnos mejor, manejando un equilibrio aceptable entre la creación de riqueza, medio ambiente y justicia social.
La huella de carbono ha sido, entonces, uno de los indicadores claves para el desarrollo sostenible.
¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono es un método científico para medir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cada segundo, liberamos gases que se quedan en la atmósfera como si fueran las coberturas de un invernadero: retienen el calor del sol e impiden que los gases salgan al espacio. El resultado es el calentamiento global.
Los gases de efecto invernadero (GEI) provienen de todas las actividades que realizamos cotidianamente: utilizar el celular, el Internet, el transporte, el aire acondicionado, la calefacción, los aparatos eléctricos. Producir insumos de toda clase, cultivar, criar ganado. Construir, deforestar, desechar residuos.
Los principales gases de efecto invernadero son: el dióxido de carbono (CO2), el vapor de agua (H2O), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3). Cada uno de estos gases tiene efectos diferentes en la atmósfera terrestre, unos tienen más capacidad de calentamiento que otros. Al realizar el cálculo de la huella de carbono en realidad se mide la emisión de cada GEI que liberamos directa o indirectamente en nuestras actividades.
La huella ecológica se expresa en toneladas o kilos de carbono equivalente (CO2e), esto es, cada GEI se convierte a dióxido de carbono para obtener una medición que permita realizar comparaciones y análisis por sector, región, país, etc.
Se adoptó el término huella de carbono por ser este el gas más común y el responsable más forzamiento radiativo, la alteración entre la cantidad de energía solar absorbida por la Tierra y la cantidad de energía infrarroja emitida de regreso al espacio. El dióxido de carbono es además un gas que permanece en la atmósfera y los mares durante por cientos de años.
¿Qué genera más huella de carbono en el mundo?
La huella de carbono ha permitido mostrar claramente el impacto real de los comportamientos humanos en el cambio climático.
En el mundo entero, diferentes empresas y organizaciones realizan estas mediciones para entender los efectos y buscar cómo disminuir su impacto negativo.
Hoy, ya sabemos que, las emisiones de GEI aumentaron un 50% entre 1990 y 2018 y que la tasa anual de crecimiento ya está mostrando mejoras (1.1% anual desde 2018). En el 2020, los principales factores de emisión fueron estos, según Climate Watch:
«El consumo de energía es, por mucho, la mayor fuente de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. Este sector es responsable de un 76% (37.2 GtCO2eq) de las emisiones globales, e incluye los subsectores de transporte, generación de calor y electricidad, edificaciones, la industria manufacturera y de la construcción, las emisiones fugitivas y la quema de otros combustibles.
“Además de éste, los sectores con más emisiones son la agricultura, incluyendo a la ganadería (5.8 GtCO2eq, o 12%); los procesos industriales de productos químicos, del cemento y de otros (2.9 GtCO2eq, o 5.9%); los residuos, incluyendo vertederos y aguas residuales (1.6 GtCO2eq, o 3.3%); y el de uso de suelo, cambio de uso de suelo y silvicultura (USCUSS), así como la deforestación (1.4 GtCO2eq, o 2.8%).»[1]
Los desafíos
La huella de carbono es hoy un indicador voluntario en muchos países. En otros, se ha convertido en un instrumento obligatorio para medir el impacto de algunas industrias. Algunos países claves para la sostenibilidad muestran atrasos en su implementación.
El Acuerdo de París busca unir los esfuerzos de todos los países miembros de Naciones Unidas para mitigar el cambio climático y «acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono». Este acuerdo es probablemente la causa común más importante que tenemos.
Mientras tanto, nuestro deber es para reducir la temperatura del planeta es aplicar bien las metodologías y entregar datos confiables. Esto permitirá la comparación entre los estudios y la implementación de estrategias más efectivas para gestionar los gases de efecto invernadero.
[1] Mengpin Ge, Johannes Friedrich and Leandro Vigna. Cuatro gráficos que explican las emisiones de gases de efecto invernadero por país y por sector. Septiembre 2021. Se puede ver en: https://es.wri.org/insights/cuatro-graficos-que-explican-las-emisiones-de-gases-de-efecto-invernadero-por-pais-y-por#:~:text=Las%20actividades%20que%20generan%20la,%25%20de%20las%20emisiones%20totales).
Por Katy Schuth B. – Redactora