Hacia una gestión sostenible
de los residuos hospitalarios
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La tendencia actual del manejo de los residuos hospitalarios va más allá de la elección de un sistema de disposición final adecuado y busca un enfoque integral.
Un hospital de gran tamaño en América Latina puede producir hasta una tonelada de residuos por día, de los cuales entre el 15-20% son desechos peligrosos, esto es están contaminados con material infeccioso, son radioactivos o químicos. El resto son residuos comunes.[1]
La inadecuada gestión de estos desechos aumenta los riesgos de infecciones, la contaminación del aire y el agua, y los daños a los ecosistemas, comprometiendo la sostenibilidad de recursos naturales y elevando los costos operativos.
Implementar una gestión sostenible de residuos hospitalarios es fundamental para mitigar estos riesgos y equilibrar el desarrollo sanitario con la protección ambiental.
Dimensión del problema
El gran volumen de desechos hospitalarios requiere una gestión técnica rigurosa. Sin embargo, en muchos hospitales de América Latina, los residuos se manejan de manera inadecuada. Según Salud Sin Daño, estos residuos se mezclan y se incineran con tecnologías obsoletas o incluso a cielo abierto, lo que genera contaminación severa.
Se mezclan jeringas con papeles y residuos alimentarios, ropa quirúrgica con envases de medicamentos, tubos radioactivos y desinfectantes.
Esta práctica es peligrosa para el personal sanitario, los recicladores y la comunidad. El contacto con virus, bacterias, hongos, parásitos, sustancias químicas y radioactivas puede desencadenar graves problemas sanitarios. Además, eleva significativamente los costos logísticos.
La gestión sostenible puede revertir estos efectos adversos.
Avances y retos
Muchos consideran que uno de los efectos de la pandemia por Covid-19 ha sido el aumento de la alarma por los residuos hospitalarios; hay ahora un énfasis en la necesidad de cambiar los esquemas que se vienen utilizando.
En Latinoamérica esta tendencia comenzó desde finales del siglo anterior cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) iniciaron la promoción de prácticas más seguras para los residuos, ante la preocupación por los riesgos asociados, entre otros, de las enfermedades infecciosas.
Luego, el Convenio de Estocolmo llamó la atención sobre la inconveniencia de la incineración sin control de residuos hospitalarios como una fuente importante de dioxinas, mercurio y furanos, sustancias consideradas altamente contaminantes y fuente de distintos cánceres, alteraciones en los sistemas inmunitario, nervioso y endocrino y en la función reproductora. Muchos países establecieron normas y regulaciones para la separación, tratamiento y disposición final de residuos peligrosos.
Con una mayor conciencia ambiental, las recomendaciones de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables, la jerarquización de residuos, la economía circular y las nuevas tecnologías se han abierto un espacio importante en muchas instituciones en la región.
Hoy, podemos afirmar que sigue aumentando la conciencia ambiental, y que se espera un mayor reciclaje y una adopción de métodos de disposición final más sostenibles y eficientes. Además, se abre paso el criterio de la sostenibilidad como una estrategia clara de crecimiento, rentabilidad, y responsabilidad social.
¿Qué es la gestión sostenible de residuos hospitalarios?
Una gestión sostenible de residuos supone realizar todas las acciones posibles para disminuir el impacto negativo que los residuos estén causando al medio ambiente, a la sociedad y a las finanzas de la institución.
El llamado a utilizar la tecnología para mejorar la gestión de residuos es general. En cada variable del proceso de gestión encontraremos novedades: robots para segregar, equipos de diagnóstico más eficientes, atención virtual a pacientes, tecnologías que facilitan la disposición final.
Componentes esenciales de una gestión sostenible
Los planes y modelos de gestión de residuos que priorizan la sostenibilidad a largo plazo se articulan en torno a los siguientes ejes:
Prevención y minimización en la fuente
Se trata de aplicar la jerarquización de residuos de acuerdo con el modelo de las 5R: Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar, Recuperar. Este modelo, una actualización más completa y relativamente reciente (2010) de las 3R, enriquece la gestión con las acciones “Rechazar” para evitar la generación de residuos innecesarios y “Recuperar” para aprovechar los materiales en nuevos ciclos de producción o en la generación de energía. La jerarquización tiene un énfasis claro en la economía circular. Algunas de las acciones claves son:
- Adquirir productos con menor embalaje, reutilizables o reciclados.
- Darles prioridad a proveedores con prácticas ambientales responsables.
- Controlar los inventarios y las fechas de caducidad de medicamentos y reactivos para evitar su desecho prematuro.
- Implementar medidas para reducir el consumo de agua, energía y materiales desechables.
- Identificar materiales no críticos que puedan ser reutilizados de forma segura.
- Establecer protocolos rigurosos para la limpieza y desinfección de equipos y materiales reutilizables.
Desmaterialización
En concordancia con las 5R, se habla de la desmaterialización, una estrategia enfocada no solo a las compras sino a la forma de prestar los servicios y realizar las actividades propias de la institución. Sin sacrificar calidad o funcionalidad, se espera poder reducir el impacto ambiental en la producción de bienes y servicios, la extracción de materias primas, el consumo energético, la generación de residuos, y las emisiones de carbono a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio. ¿Cómo?
- Diseñar productos con menos material;
- Reducir los residuos durante la producción y logística;
- Incorporar soluciones digitales: registros médicos electrónicos en lugar de historias clínicas en papel; sistemas de telemedicina que reducen la necesidad de transporte y recursos físicos; suministros quirúrgicos diseñados para ser reusables o fabricados con menos componentes plásticos.
Economía circular
En los hospitales hay varias formas de aplicar este sistema:
- Separar materiales como papel, cartón, plástico y vidrio;
- Establecer alianzas con proveedores y empresas especializadas para valorizar los residuos reciclables y asegurar que en efecto reingresen a un nuevo ciclo de producción.
- Habilitar la transformación de los residuos en nuevos productos, tales como plásticos reciclados para la fabricación de mobiliario urbano, para jardines o juegos infantiles.
Innovación tecnológica
Se espera que muchos de los equipos y dispositivos que se utilizan en la atención médica sean mejorados para ser más eficientes y limpios, que se fomente la investigación científica del manejo de residuos. Eso incluye las tecnologías para tratar los residuos:
- Disponer de tecnologías que minimicen el consumo de energía y la generación de residuos secundarios;
- Tener sistemas de tratamiento in situ, que reduzcan los riesgos asociados al transporte de residuos peligrosos, los costos y huella de carbono;
- Implementar sistemas de monitoreo y trazabilidad de los residuos para asegurar la correcta gestión y control.
Alianzas estratégicas
La sostenibilidad se ha entendido como un esfuerzo de equipo. En el caso de la gestión de residuos es conveniente establecer colaboraciones con otros hospitales, con proveedores, universidades, gestores de residuos y sector público. Estas alianzas servirán para impulsar proyectos y también para establecer mejores marcos regulatorios, incentivos y controles.
Educación, capacitación y sensibilización
Capacitar al personal de salud sobre el impacto positivo y negativo de los residuos, sensibilizar a sus familias y a la comunidad cercana son parte esencial de los programas sostenibles de manejo de residuos. Se entiende que cada persona es importante para el éxito de la gestión y que cada uno, a cambio, recibirá el beneficio de la salud.
Conclusión
A pesar de los desafíos, la tendencia hacia la gestión sostenible de residuos hospitalarios es clara. Adoptar prácticas sostenibles no solo protege la salud pública y el medioambiente, sino que también genera ahorros y mejora la eficiencia operativa. Latinoamérica avanza hacia un futuro más responsable y consciente en la gestión de residuos sanitarios.
[1] OMS, Desechos de la atención de salud. 24 de octubre de 2024.
Se puede ver en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/health-care-waste;
Salud sin Daño, https://lac.saludsindanio.org/residuos-hospitalarios.
Por Katy Schuth B. – Redactora