Actualizado noviembre 4 – 2025
Revisado enero 30 – 2024
Publicado agosto 30 – 2023
Descubre los 9 indicadores clave
de sostenibilidad ambiental
Tiempo de lectura:
7 min
Trabajar los indicadores clave de sostenibilidad ambiental le otorga un carácter moderno a tu organización, aportas valor y ayudas al planeta.
Aquí los presentamos.
La pregunta que una junta de socios se realiza antes de invertir en gestión ambiental suele ser esta: ¿nuestra organización es solo un proveedor de productos o servicios, o también un agente de bienestar para su comunidad y el planeta?
Con frecuencia, la respuesta resulta ser más potente que la pregunta misma. La gestión moderna ya no puede limitarse a la excelencia operativa y al servicio al cliente; hoy exige integrar la sostenibilidad ambiental como un pilar central de la estrategia corporativa. Esto aplica por igual para un hospital que prioriza el bienestar de sus pacientes y para una industria comprometida con la seguridad de sus trabajadores y la protección de su entorno.
Los beneficios tangibles de ser una organización sostenible
Una estrategia de sostenibilidad sólida puede marcar la diferencia en el mercado. Los beneficios de gestionar el impacto ambiental son medibles y se reflejan directamente en los resultados financieros. Al comprender las cifras y optimizar el consumo de recursos, las organizaciones consiguen:
Reducción de
costos operativos
se logra una disminución directa de los gastos fijos al identificar ineficiencias en el consumo de energía y agua, e implementar acciones correctivas.
Entornos más seguros y saludables
se reduce el ausentismo laboral y se incrementa la productividad, gracias a espacios con mejor calidad del aire, menos sustancias tóxicas y una disposición adecuada de residuos.
Ventaja competitiva
y reputación reforzada
se atrae y retiene el mejor talento, al tiempo que se gana la preferencia de clientes e inversionistas al demostrar con hechos y cifras el compromiso con el bienestar global.
Preparación
para el futuro
se fortalece la permanencia en el mercado al cumplir con la normativa ambiental y anticiparse a las demandas futuras, consolidando una auténtica responsabilidad social corporativa.
Indicadores clave: mapa de ruta para la acción
Para transformar la sostenibilidad de un concepto a una práctica medible, es necesario definir los indicadores correctos. Estas métricas ofrecen una línea base, permiten establecer metas claras y demuestran el progreso ante juntas directivas, clientes y la comunidad.
La economía actual maneja estos indicadores ambientales como los esenciales para que un comité de sostenibilidad pueda priorizar e invertir con confianza.
Este es el indicador más reconocido a nivel global y cuantifica la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por la organización. Para calcularla, debe identificar todas las fuentes de emisiones: el consumo de energía eléctrica, la combustión de gases en calderas, los sistemas de refrigeración, la flota vehicular y los viajes de negocio.
La unidad de medida es el CO2 equivalente (CO2e), que permite sumar el impacto de diferentes GEI, como el metano o el óxido nitroso, en una sola cifra.
Las auditorías energéticas son fundamentales para detectar áreas de despilfarro. La meta es reducir el consumo por unidad producida o por metro cuadrado, mediante la adopción de tecnologías como iluminación LED, sistemas de climatización de alta eficiencia y equipos eléctricos con sello de bajo consumo.
Esta es la estrategia más directa para descarbonizar las operaciones. Este indicador mide el porcentaje de energía consumida que proviene de fuentes limpias e inagotables, como la solar, eólica o hidroeléctrica. La transición se puede lograr mediante la instalación de paneles solares propios o mediante la compra de energía certificada a un proveedor verde.
Este indicador va más allá del simple reciclaje. Evalúa la reducción en la generación de residuos y el porcentaje que se logra valorizar en actividades como reciclar, compostar o reutilizar, para que no sea necesario llevarlos a un relleno sanitario. Implementar un modelo de economía circular, donde los residuos de un proceso se convierten en la materia prima de otro, minimiza el impacto ambiental y puede generar nuevos ingresos.
Este indicador es vital para cualquier sector, especialmente en regiones con bajo potencial hídrico. Mide el consumo total de agua y la eficiencia en su uso (por ejemplo, litros por unidad de producto). Las acciones clave incluyen la instalación de griferías y sanitarios de bajo consumo, sistemas de recolección de aguas lluvias y la reutilización de aguas grises para riego o limpieza.
Este indicador evalúa las emisiones y la eficiencia de la flota vehicular, cadena de suministro y, de manera crítica, la movilidad de sus colaboradores.
Por eso, las estrategias clave incluyen optimización de las rutas de distribución y de la flota de vehículos; y transición a vehículos eléctricos o híbridos. También, políticas de teletrabajo y reuniones virtuales, como una de las acciones más poderosas para reducir las emisiones indirectas provenientes de los desplazamientos de los empleados y, por ende, la huella de carbono total; y la promoción de medios de transporte bajos en carbono, como las bicicletas, el transporte público y el transporte compartido.
Este indicador mide los criterios ambientales que se integran en el desarrollo de productos y servicios. Por ejemplo, el uso de materiales reciclados o renovables, la eficiencia energética del producto durante su vida útil, su durabilidad y su facilidad para ser reciclado al final de su ciclo.
La sostenibilidad de una organización va más allá de las puertas de sus instalaciones, por eso integra toda la cadena. Este indicador evalúa el desempeño ambiental de sus proveedores, promoviendo prácticas como la compra local para reducir la huella de transporte y la selección de aliados que demuestren un compromiso verificable con el medio ambiente.
Este indicador se centra en el impacto positivo neto de las operaciones en los ecosistemas locales. Las acciones pueden incluir la siembra de especies nativas en los terrenos de la empresa, la creación de jardines polinizadores, la instalación de huertos orgánicos o la restauración de áreas degradadas, contribuyendo directamente a la salud del planeta.
Criterios para priorizar los indicadores
La elección de los indicadores no es una cuestión teórica, sino estratégica. No es necesario abordarlos todos a la vez. El camino más efectivo comienza con un diagnóstico honesto que priorice las acciones según el posible impacto y viabilidad.
Una forma segura de tomar la decisión es enfocarse en los indicadores que permitan:
Iniciar con proyectos
viables y medibles:
la eficiencia energética o la gestión de residuos son probablemente los de más fácil implementación y mayor retorno visible. Los resultados que se observarán animarán a los distintos públicos y los ahorros generados podrán financiar proyectos más complejos.
Gestionar
riesgos:
este criterio pide evaluar las obligaciones legales que se derivan de la operación. Si opera en un sector regulado, indicadores como la huella de carbono o el consumo de agua pueden ser críticos.
Maximizar
el impacto:
se trata de alinear los indicadores con el core del negocio. Para un hospital, un entorno saludable es primordial; para un fabricante, la innovación sostenible en sus productos puede ser su mayor ventaja.
Los indicadores seleccionados deben servir para lograr resultados tangibles en el objetivo estratégico propuesto: cumplir con una nueva regulación, obtener una certificación internacional o atender a la demanda de sus clientes.
Estas primeras medidas no son solo el punto de partida; serán la base de una ventaja competitiva sostenible y medible.
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Por Katy Schuth B. – Redactora

















